Cuando instalamos una nueva unidad de almacenamiento en Windows 10 puede ocurrir que ésta nos aparezca perfectamente identificada en la BIOS del sistema, pero que no veamos el disco por ningún lado al iniciar el sistema y entrar en el escritorio.
En esta situación es normal que creamos que algo ha ido mal y que pensemos que debemos mirar si hemos instalado correctamente la unidad de almacenamiento, pero tranquilos, en realidad nos queda un paso mucho más simple que os vamos a explicar a continuación.
Si estás seguro de que has conectado todo tal y como debes para que tu disco duro o SSD funcione no te agobies, lo más probable es que el fabricante lo haya comercializado sin ningún tipo de formato y que por eso no te aparezca directamente en la interfaz de Windows 10. Para solucionar este escollo solo tienes que seguir estos pasos:
- Pulsa tecla Windows + R y escribe «diskmgmt.msc» (sin comillas) para entrar en el administrador de discos de Windows.
- Una vez ahí solo tienes que seleccionar la nueva unidad del listado que te aparecerá en la ventana principal y asignarle una letra de unidad.
- Puede que también tengas que darle formato, un paso muy sencillo, aunque recuerda que debes optar por el formato NTFS.
Una vez hayamos completado el proceso nuestra nueva unidad de almacenamiento aparecerá en la interfaz de «Dispositivos y Unidades» con la letra que le hayamos asignado, y podremos empezar a utilizarla sin problema.
En caso de que hayáis instalado una unidad SSD M.2 PCIE basada en el protocolo NVMe y no consigáis hacer que Windows 10 la reconozca o tengáis problemas de estabilidad os recomendamos comprobar la versión de la BIOS que utiliza vuestra placa base, ya que es probable que estéis utilizando una versión antigua y que ésa sea la razón por la que no funciona correctamente. Para resolver la situación solo tenéis que actualizar a la última BIOS disponible para vuestra placa base.
