Hace unos días vimos que las pymes pueden sacar mucho partido a un ERP. En este artículo os contamos el potencial que tiene un sistema de planificación de recursos empresariales, y como puede ayudarnos a convertir datos en acciones.
La implementación en pymes de un ERP puede tener efectos muy beneficiosos, pero es un paso que debemos dar con cuidado, ya que hay una serie de errores recurrentes que pueden acabar convirtiéndolo en algo totalmente contraproducente.
En este artículo vamos a repasar cinco errores que, según Datisa, son los más frecuentes en las pymes a la hora de integrar un ERP.
- Indefinición de demandas funcionales: no tener claro qué se necesita provoca, primero una planificación inexacta y, segundo, una ausencia de estrategia. Conocer los procesos internos, su funcionamiento y sus áreas de mejora permite hacer una búsqueda más ajustada y, por ende, una vez implementado el ERP, aprovechar mejor el potencial de la tecnología.
- Desconocimiento de la solución: si no se tiene claro en las pymes la cobertura funcional del ERP es posible que existan aplicaciones que se queden sin usar mientras que los procesos que pudieran mejorarse, utilizando esa tecnología, seguirán siendo deficientes. La frustración de los usuarios se hace patente cuando se desconoce todo lo que puede llegar a hacer el sistema. Por lo tanto, la formación es un servicio que deberá acompañar a la propia herramienta para facilitar su conocimiento y poner al alcance de los usuarios toda la información que necesiten para explotar el máximo potencial de su ERP. A mayor capacitación, menor rechazo por parte del usuario. Probar de manera periódica las funcionalidades del programa ayudará a las pymes a maximizar el rendimiento de su ERP y a asegurarse de que se adapta a sus procesos de negocio.
- Falta de acompañamiento profesional: parece que, con la llegada de la computación en la nube, implementar un ERP resulta algo sencillo. Pero, aunque, la Nube, en general, ha acelerado los proyectos, lo cierto es que, sigue siendo necesario el acompañamiento de un socio tecnológico de confianza para guiar a las organizaciones en su proceso de cambio. Aunque la falta de compromiso o responsabilidad del fabricante o implementador se puede reclamar legalmente lo cierto es que provoca una serie de efectos negativos para el proyecto en particular y para el negocio, en general. Por eso, es importante seleccionar bien al socio tecnológico y plasmar formalmente los términos del acuerdo en un contrato claro, comprensible y explícito.
- Migración defectuosa de los datos: la migración de la información es una de las fases del proyecto más importantes y, quizá, la que más “pereza” provoca en las organizaciones. La gran cantidad de datos con los que se trabaja dentro de una organización hace que la migración se vuelva cada vez más compleja. Por otro lado, es también habitual que las pymes quieran migrar datos entre diferentes sistemas, heterogéneos y distribuidos. Por lo tanto, es necesario planificar esta fase del proyecto para evitar problemas graves en la implantación del ERP.
- No respetar los plazos: la implementación de un ERP no es un proyecto para encapsulado en el área de TI como muchas veces pasa en el entorno de las pymes, sino que se debe visualizar y proyectar como un proyecto transversal que afecta a toda la organización. Siendo así, muchas veces, existe una gran dificultad para poner de acuerdo a todas las áreas del negocio y, lejos de respetar los plazos de implementación, se intenta acelerar el proyecto sin que los departamentos ni las personas estén preparadas.
La conclusión que podemos sacar de todo esto es simple y clara, muchas pymes fallan a la hora de implementar un ERP porque:
- No llevan a cabo la debida etapa de planificación.
- No hacen un análisis realista de sus necesidades efectivas.
- No cuentan con el seguimiento y el apoyo de expertos que necesitan.
- No implican de forma apropiada a todos los miembros de la pyme.
Para superar todos esos puntos es imprescindible que la pyme apueste por iniciar un estudio previo a la implementación del ERP que permita establecer una serie de necesidades clave sobre las que ir trabajando de forma gradual, y que todos los profesionales de la empresa se impliquen en el proceso.