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Martes, 19 Marzo 2024

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Financiando mi startup: ventajas e inconvenientes de la autofinanciación y tipos que existen

Hoy, en nuestro serial de «Cómo financiar una startup», vamos a tratar la autofinanciación o financiación interna. En líneas generales podemos asegurar que la autofinanciación de empresa es la que se hace aplicando parte de los beneficios al acrecentamiento de la misma.

En este punto, tienen una gran importancia los recursos que genera la propia empresa que tienen su origen en su propia actividad mercantil y que no han sido distribuidos o repartidos entre los socios o propietarios de la sociedad.

En economía de la empresa utilizamos este concepto para referirnos al conjunto de recursos financieros que las empresas obtienen por sí mismas sin recurrir a fuentes de financiación externas, es decir que no proceden ni de nuevas aportaciones de los socios, ni de aumentos de la posición deudoras, sino que son generados por la empresa. Las principales fuentes de autofinanciación son los beneficios retenidos y las amortizaciones.

En general se habla también de autofinanciación fuera del mundo empresarial para referirse a la financiación de personas o instituciones que no necesitan acudir a préstamos o deudas para el desarrollo de sus actividades.

Una de las clasificaciones más usuales de las fuentes de financiación empresarial es la que diferencia entre fuentes internas y externas, dependiendo de que los recursos financieros se hayan generado en el interior o provengan del exterior. La autofinanciación se define como la creación de nuevos recursos financieros por la propia unidad económica. Una vez obtenido el resultado del ejercicio y remunerados los agentes económicos que participan en el proceso productivo, quedará el resto de libre disposición para la empresa.

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Ventajas de la autofinanciación empresarial

Entre las ventajas que genera la autofinanciación empresarial destaca el hecho de que puede resultar muy positiva para aquellas compañías que tienen dificultades a la hora de acceder a financiación ajena. La web Circulante explica las que, a su juicio, son las principales ventajas.

  • Al utilizar la financiación interna no es necesario contar con una aprobación exterior, lo que puede ser una ventaja por la independencia y la buena solvencia financiera que ello supone.
  • Tiene un menor coste que otras fuentes de financiación. Produce mayor rentabilidad financiera en la empresa al reducir gastos financieros, bancarios y administrativos, en los que hay que incurrir cuando se acude a la financiación ajena.
  • Si se acude a esta fuente de financiación no hay que pagar impuestos.
  • Cuando la empresa ya está en funcionamiento y su actividad genera resultados económicos positivos, es conveniente recurrir a la autofinanciación, ya que proporciona mayor independencia.
  • La tesorería va más desahogada, puesto que no debe soportar unos pagos correspondientes a la devolución de los recursos de otros.
  • No requiere ni garantías ni avales.
  • No tienen un plazo de devolución específico.

Inconvenientes de la autofinanciación empresarial

Como todo en la vida, una parte tiene su contraparte. Y si bien, las ventajas son notorias en la autofinanciación empresarial, también hay una serie de inconvenientes que no podemos obviar.

  • El incremento de la autofinanciación supone una mejora de la solvencia financiera de la empresa, ahora bien, los resultados que se destinan a autofinanciación restan dividendos y, por tanto, la rentabilidad por dividendos disminuye. Cuando lleva a una acumulación excesiva es contraria al propio espíritu del contrato de una empresa, ya que no se remunera a los accionistas su aportación a ella.
  • Acudir a la financiación interna lleva implícito un importante coste de oportunidad, ya que siempre quedarán en el tintero otras opciones para las que se podía haber utilizado esta financiación.
  • Los beneficios no repartidos entre los accionistas destinados a constituir reservas no son deducibles fiscalmente.
  • Los recursos son limitados.
  • La autofinanciación, a veces, puede llevar a que se realicen inversiones poco rentables, ya que no se valora su coste.
  • La autofinanciación puede impedir que se realicen inversiones rentables, ya que cuando surge la necesidad de inversión, la empresa puede no disponer de recursos suficientes.

Tipos de autofinanciación

A nivel general podemos decir que tenemos dos tipos de autofinanciación: la de mantenimiento y la de enriquecimiento.

La autofinanciación de mantenimiento consiste en  los recursos que se destinan al mantenimiento de la capacidad productiva de la empresa: las amortizaciones y las dotaciones a las pérdidas por deterioro. La web Yirepa distingue en este punto entre amortizaciones y provisiones.

Las primeras son los bienes de equipo, a medida que participan el proceso productivo  (o por el mero transcurso del tiempo)  pierden valor. Esta disminución periódica del valor del bien se denomina depreciación. En este caso, la amortización sería la cuantificación de la depreciación que sufren los bienes que componen el activo de una empresa. Es, por tanto, el reconocimiento contable de las disminuciones de valor de los elementos de inmovilizado como consecuencia de la depreciación sufrida  por el paso del tiempo, el uso o la obsolescencia.

Por su parte, las segundas, son cantidades que la empresa guarda para cubrir gastos o perdidas que todavía no han ocurrido, pero que se presupone puedan ocurrir. Se constituyen mediante las retenciones de beneficios y sirven  para cubrir el riesgo de que algunos activos sufran una pérdida de valor  en un momento puntual (clientes que probablemente no van a pagar, mercaderías que se han deteriorado, etc.) o por posibles pérdidas futuras en las que puede incurrir la empresa (por una posible demanda judicial, por impuestos que pueda reclamar Hacienda, fondos de pensiones, indemnizaciones, etc.).

La autofinanciación de enriquecimiento hace referencia a los recursos generados por la propia empresa destinados a incrementar su capacidad productiva. Está formada por los beneficios retenidos, es decir, por  las reservas (legal, voluntarias, especiales o remanentes).

Este tipo de autofinanciación se crea con los beneficios  no repartidos a los accionistas. Generalmente, se destinan para nuevas inversiones favoreciendo así el crecimiento de la empresa.

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