Samsung lanzó los Galaxy S8 y S8+ en abril de 2017. Ambos terminales han contado, desde entonces, con un buen soporte a nivel de software, aunque destaca especialmente el buen trabajo que ha hecho la compañía surcoreana con las actualizaciones de seguridad.
Tanto el Galaxy S8 como el Galaxy S8+ actualizaron de Android 7 (Nougat) a Android 9 (Pie), y recibieron las últimas capas de la interfaz One UI disponibles para cada una de esas versiones de Android. Esto nos deja dos años de actualizaciones a nivel de sistema operativo, pero si miramos el soporte de actualizaciones de seguridad, nos encontramos con un periodo de cuatro años, una cifra que no es nada habitual en el ecosistema Android.
Para que nos hagamos una idea de la importancia que tiene esto, y del buen soporte que ha dado Samsung a sus Galaxy S8 y S8+, basta con recordar que Google limita el soporte que ofrece a los usuarios de sus smartphones Pixel a tres años. Sí, esto quiere decir que Samsung ha ofrecido mejor soporte que Google.
Contar con un ciclo de soporte de cuatro años es suficiente para garantizar que la inversión que hemos realizado en un smartphone tope de gama, cuyo precio suele rondar entre los 800 y los 900 euros, se verá debidamente amortizada. Ahora, tras esos cuatro años de soporte, los Galaxy S8 y S8+ dejarán de recibir actualizaciones de seguridad, pero esto no quiere decir que vayan a quedar inutilizados. Podremos seguir utilizándolos sin problemas durante un periodo de tiempo razonable, y empezar a programar la transición a un modelo superior sin prisa.
Por lo que respecta a sus especificaciones, y a su rendimiento, estos terminales de Samsung todavía ofrecen una buena experiencia de uso, gracias a la calidad de su pantalla, a la potencia de su SoC Exynos 8895, a sus 4 GB de memoria RAM ya sus 64 GB de capacidad de almacenamiento ampliable.
