Mucho se ha escrito sobre las bondades del e-mail, pero un estudio elaborado por la consultora de formación Global Estrategias revela que no es oro todo lo que reluce y que esta estupenda herramienta de comunicación puede sacar de quicio a más de una persona.
Es cierto que la inmediatez es una de las grandes bazas del e-mail, pero precisamente, este carácter instantáneo, puede producir más de un quebradero de cabeza, ya que muchas veces se escribe de forma irreflexiva.
Según el estudio elaborado por Global Estrategias, para «conocer un poco más cuál es el uso que damos del correo electrónico», seis de cada diez encuestados reconocen que alguna vez se han enfadado por culpa de un e-mail. Algunas de las causas, apunta la consultora, son «responder rápidamente, apenas sin reflexionar sobre lo que decimos, el hecho de no sentirnos intimidados por la presencia física del otro o la falta de la comunicación no-verbal que nos ayude a interpretar el mensaje».
«Cuando escribimos tenemos que ser mucho más cuidadosos que cuando hablamos porque no tenemos información extra que nos ayude a interpretar el mensaje», indica Pablo Claver, director general de la empresa.
El estudio, realizada a 278 personas, trabajadores de empresas de toda España, también destaca que «aunque el e-mail se ha convertido en una de las herramientas de comunicación más importantes de nuestros días, no es una de las áreas de formación prioritarias en la empresa». De hecho, el 73 por ciento de los encuestados afirma que no ha recibido ningún tipo de curso sobre cómo gestionar el e-mail.