Díaz Ferrán ha encomendado su suerte nada menos que al Apóstol Santiago. El presidente de la CEOE participó en la misa de peregrino en la Catedral de Santiago de Compostela, y pidió al santo por «todos los empresarios», entre los que se consideró «uno más».
Durante la invocación al Apóstol que pronunció, Díaz Ferrán destacó que la «misión» de los empresarios es «crear riqueza y empleo contribuyendo al bienestar de los ciudadanos», por lo que ofreció el trabajo y «compromiso» de los mismos
Así, pidió «un mañana en paz libre de tribulaciones y sobresaltos» y que, en momentos de crisis como los actuales, los empresarios pongan sus talentos «al servicio de los que menos tienen, de los parados, de los de los jóvenes que no pueden acceder a un empleo, de los empresarios que han sufrido el cierre de sus empresas, de los que no regatean esfuerzos para mantenerlas, de todos aquellos que lo han perdido todo».
«Que nuestro grano de trigo germine y podamos aliviar así la situación de tantas familias que se encuentran en dificultades», deseó el presidente de la patronal, quien pidió «la bendición para los empresarios y los trabajadores».
La CEOE, dijo, es «la representación de la gran familia de los empresarios españoles», cuya función primordial es «aunar criterios, identificar problemas y adelantar soluciones». El arzobispo de Santiago de Compostela, Julián Barrio, tomó este símil para afirmar que «efectivamente la empresa hay que considerarla como una familia».
Barrio señaló que, «más allá de los legítimos beneficios» que busca un empresario, el «referente debe ser la persona». «No es la persona para la empresa, sino la empresa para la persona; y no es la persona para el trabajo, sino el trabajo para la persona», proclamó y reclamó a las compañías que «más allá de la preocupación económica y técnica» se orienten «por una preocupación moral».
