El presidente de la CEOE, Joan Rosell, ha asegurado este viernes que la «clave» de la recuperación económica es que los políticos se «atrevan» a hacer las reformas necesarias y ha señalado que ya hay muchos líderes a nivel local y autonómico «que saben lo que tienen que hacer». En este sentido, ha animado a que «a otros niveles» se puedan tener estas posibilidades de reformas «absolutamente ineludibles y necesarias».
Rosell se ha pronunciado en estos términos durante su intervención en el acto empresarial anual de homenaje a las empresas de la provincia de Castellón organizado por la Confederación de Empresarios de Castellón (CEC), que ha contado con la presencia del presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, y otras autoridades.
Según ha explicado, «estamos viviendo momentos convulsos y difíciles» ya que desde el «Hollywood» que era España en 2007 se ha pasado en 2009 a una economía mundial cuyo crecimiento «bajó al 4 por ciento. «Llegaba casi el diluvio universal, del que estamos saliendo, pero por el camino se han quedado cientos de miles de empresas y de autónomos», ha apostillado.
En este sentido, tras señalar que los empresarios siguen teniendo problemas de pagos de clientes y administraciones, se ha mostrado convencido de que «entre todos, y poniendo la carne en el asador», se puede salir de la crisis.
Rosell ha hecho un llamamiento «en positivo» a los políticos, quienes según ha dicho no son responsables de «todos los males». «La sociedad les hemos elegido para animarles a hacer cambios y hay que hacer cambios y reformas», pues –ha añadido– «no podemos hacer demagogia y decir que con lo mismo vamos a hacer más».
El presidente de la CEOE ha asegurado que «hay que convencer a políticos de que estamos detrás y de que hagan todos los esfuerzos que tengan que hacer». «Aplaudo los planes de austeridad y animo a los políticos a que la recuperación sea un hecho y, luego, tendremos un poco más de manga ancha», ha afirmado Rosell, quien ha matizado que mientras llega la recuperación «todos» han de apretarse el cinturón y llevar a cabo las reformas.
En su opinión, «el estado de bienestar lo hemos de mantener, pero reestructurándolo y haciéndolo solvente», ya que «no puede ser que 1.050.000 personas no vayan a trabajar» y, al respecto, ha abogado por la lucha contra el fraude.
