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Martes, 19 Marzo 2024

Digitalización

¿Cuánto debemos cobrar por nuestra aplicación?

Apple Appstore

Apple Appstore

Determinar cuánto deberíamos cobrar por una aplicación desarrollada para iOS, Android o otras plataformas móviles no es una tarea sencilla. Tampoco es fácil saber desde el primer momento si deberíamos cobrar algo, o si de hecho, nos va a resultar mucho más rentable ofrecerla de forma gratuita.

En un artículo especial de Mashable nos muestran algunos conceptos que debemos tener en cuenta a la hora de comercializar nuestra flamante nueva aplicación, y que seguramente serán de utilidad para los pequeños desarrolladores de software que quieren introducirse en este mundo.

Modelo Freemium o Lite

Gracias al auge de empresas como Spotify o Evernote, el modelo freemium tiene cada vez más peso entre lo desarrolladores. Consiste básicamente en ofrecer un servicio (o en este caso aplicación) gratuito, y cobrar únicamente por servicios premium que mejoran aún más la experiencia que el usuario está disfrutando. La idea subyacente es que el servicio gratuito es tan bueno, que el usuario no tardará en pasarse al servicio de pago, ansioso de obtener nuevas funcionalidades.

En el caso de la Appstore de Apple o en el Android Market de Google, las aplicaciones que apuestan por el freemium suelen ofrecer su aplicación gratuita seguida del sufijo «Lite» indicando de esta forma que existe una aplicación más completa.

El problema que adolecen muchas aplicaciones freemium es que su versión de pago no es lo suficientemente atractiva, y ese extra de más, puede no merecer un desembolso económico. Esto por supuesto no quiere decir que en muchos otros casos esté funcionando muy bien, pero hay que saber qué es lo que se ofrece como premium sin perjudicar lo que tiene que ser una gran experiencia gratuita.

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Android Market

Compras In App

Se trata de aplicaciones gratuitas que ofrecen al usuario la posibilidad de realizar compras dentro de la aplicación. En algunos casos como los juegos, estas compras nos van a permitir obtener nuevas características (personajes, armas, moneda virtual, etc.) y sobre todo en aquellos de tipo social, está funcionando bastante bien.

Otras aplicaciones que se están beneficiando de este tipo de compras son las revistas, que pueden ofrecer números gratuitos en su aplicación y cobrar por una suscripción o por otros números sueltos. También funciona en programas más complejos que permiten adquirir módulos o características adicionales. Se trata en todo caso de una modalidad que está por explotar y de la que veremos todo su potencial en los próximos meses / años.

Publicidad

Muchas aplicaciones son capaces de generar grandes beneficios gracias al dinero que obtienen a través de la publicidad. La idea es que al ser una aplicación gratuita, obtendrá más descargas, los anuncios serán expuestos en más ventanas, aumentará la tasa de conversión, y como consecuencia de todo lo anterior los beneficios aumentarán.

Existe toda una miríada de formatos publicitarios con los que «vestir» a nuestra App, aunque la clave consiste en saber encontrar un equilibrio entre la experiencia de usuario (menos publicidad es mejor) y lo intrusivos que queremos que sean nuestros anuncios.

¿Cobrar o no cobrar?

Como hemos visto hasta ahora, existen muchas formas de hacer dinero con una aplicación sin exigir de ante mano un desembolso económico a nuestros usuarios.

A veces ocurre sin embargo que realmente necesitamos cobrar por nuestra aplicación. ¿Cuánto deberíamos cobrar? Antes de poner un precio más o menos al azar, deberíamos tomar un tiempo en realizar por ejemplo, un análisis de nuestra competencia. ¿Cuánto están cobrando productos «más o menos similares» al nuestro? y lo más importante ¿Cuánto creemos que estaría dispuesto a pagar nuestro usuario?

Es verdad que cobrar menos que nuestra competencia es una buena forma de ganar atención y conseguir en principio más descargas, pero a medio plazo, si estamos ofreciendo un buen producto, deberíamos ser capaces de subir el precio sin perder clientes. No obstante, quizás la forma más sencilla de determinar el precio es cumplir con las expectativas de nuestros usuarios. ¿Y qué es lo que esperan?

Básicamente que las aplicaciones sencillas sean gratuitas o que cuesten el mínimo (o, 79 euros), que una aplicación medianamente compleja no exceda en ningún caso de los cinco euros, y que las aplicaciones que superen este rango realmente sean completas y estén a la altura de un «gran» desembolso económico.

Realmente debemos cumplir con sus expectativas porque en tiendas como la Appstore, los productos una vez comprados no se pueden devolver, y si inflamos de forma artificial los precios, pronto comenzarán a llegar las reseñas y los comentarios negativos que acaben por hundir a nuestro desarrollo.

 

 

 

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