Las ventas minoristas de confección caerán en torno al 1% este año, hasta 15.200 millones de euros, como consecuencia de la atonía del consumo final de los hogares y la importancia del precio en las decisiones de compra, según un informe de la consultora DBK. Sin lugar a dudas, en esto ha de estar influyendo, además de la crisis, el buen clima, que no da tregua a los comercios que quieren empezar a dar salida a la ropa de otoño e invierno.
Esta debilidad del consumo privado, sumado a una mayor cantidad de operadores en el sector, está llevando por la calle de la amargura a los empresarios y firmas del mundo de la moda. Así lo apunta este informe, que destaca como “el sector de distribución de confección ha venido marcado en los últimos años por la debilidad del consumo privado y la intensificación de la competencia, reflejada en una creciente agresividad en la realización de ofertas y descuentos con el fin de mantener los volúmenes de ventas».
Un menor resentimiento parece ser que notarán las cadenas especializadas, con cifras de facturación al alza. Concretamente, prevén un crecimiento del 1%, hasta situarse ligeramente por encima de los 8.800 millones de euros, lo que supone el 58% del mercado total. En este escenario, las principales oportunidades para las empresas del sector se encuentran en el potencial de crecimiento del negocio en mercados exteriores, destacando especialmente China, India y Oriente Próximo. Esto ha significado un aumento del 2% respecto al año 2009.
Consecuencia del deterioro de la demanda interna, entre 2006 y 2010 la red de distribución minorista de prendas de vestir y textil-hogar se redujo en más de 12.000 puntos de venta, hasta situarse a finales de 2010 en cerca de 60.900 establecimientos. Las cadenas de tipo sucursalista predominan en el mercado nacional, mientras que la fórmula de la franquicia se utiliza en mayor medida para acometer proyectos de expansión internacional, aunque se mantiene como una opción atractiva, sobre todo para las cadenas de bajo coste.
En esta evolución ha tenido gran influencia el auge del formato comercial factory/outlet y la proliferación de cadenas de bajo coste, factores que continúan repercutiendo en una pérdida de participación de los detallistas independientes, cuyo volumen de negocio retrocedió un 13,8% en 2010, hasta los 2.000 millones de euros, reuniendo tan solo el 13% del mercado total.
