Hace unos días os informábamos del lanzamiento de Google Drive, un nuevo actor en un segmento capitaneado por Dropbox y en el que en los últimos tiempos han entrado con cierta fuerza otros como Microsoft SkyDrive, Box.com o Sugar Sync.
Las características de Google Drive son ya conocidas por todos: 5 GB de espacio gratuito en la nube, aplicaciones nativas, integración con otros productos de Google y un plan de precios algo más barato que el ofrece la propia Dropbox.
Pero ¿Puede hacerle frente a esta start-up o como en el caso de Google Plus ha llegado demasiado tarde? Es cierto que cuenta con la gran ventaja de tener ya una gran base de usuarios que también lo son de Gmail, Google Docs y otros productos de Google, pero también lo es que el perfil de usuario de Gmail por ejemplo, corresponde con el de una persona que probablemente ya está utilizando Dropbox.
¿Qué ocurre en el mundo de las empresas? Google ha pensado en las empresas para que utilicen este servicio. Han creado herramientas de administración centralizadas con las que podremos añadir o eliminar espacio para usuarios o grupos de usuarios.
El servicio es seguro, todos los archivos van cifrados desde el navegador hasta los servidores de Google y se puede utilizar el sistema deverificación en dos pasos para evitar accesos no autorizados.
Aunque este plan puede animar a muchas empresas que ya utilizan Google Apps a dar el paso, en la revista Entrepreneur dudan seriamente de que vaya a convertirse en un «Dropbox killler».
En primer lugar argumentan que en el caso de las empresas, Drive no es más que un Google Docs «con esteroides» y es que parece no tener sentido para compartir otro tipo de documento de los que ya se pueden compartir en Google Docs.
Es decir, si la empresa ya utiliza Google Apps para compartir presentaciones, hojas de cálculo, documentos de texto, fotografías y archivos PDF, difícilmente va a pagar por una gran cantidad de espacio extra que en realidad no necesita. Si además ya está pagando por un servicio como Dropbox para compartir otros archivos resulta complicado que vaya a cambiar.
Por otro lado es cierto que Drive resulta útil a la hora de por ejemplo gestionar archivos adjuntos pesados, que a partir de ahora podremos compartir en una carpeta «pública» en vez de crear un tráfico innecesario enviándolos por e-mail. Otra de sus ventajas es que si trabajamos en modo local, todos los cambios que realicemos en un archivo se sincronizarán con su versión on-line.
Dicho lo cual, en la publicación americana nos avisan que el proceso de integración de Drive en Google Apps no es precisamente sencillo y no tanto por su complejidad técnica, sino por su laboriosidad. Puede no parecer un problema cuando hay que integrar cinco o diez cuentas, pero la cosa cambia cuando son miles de ellas.
Por todo ello podemos concluir que sí, es cierto que puede ser una alternativa más a tener en cuenta en el mundo del back-up on-line pero a día de hoy, no justifica que la empresa que ya cuente con un servicio alternativo, se cambie al producto de Google.