Las pequeñas empresas españolas no tienen una sólida tradición a la hora de proteger sus patentes y marcas. De hecho, informes como los que elabora Fundetec cada año, muestran que poco más del 40% de las pequeñas empresas de nuestro país declara el haber utilizado en alguna ocasión la propiedad industrial para proteger sus invenciones, marcas o diseños. Y sin emargo, patentar una idea, un desarrollo, un producto… es proteger la innovación, defender los intereses de una empresa frente a los de su competencia, proteger el esfuerzo que se hace y el fruto de ese esfuerzo.
¿Por qué deberías de patentar tu idea o tu producto?
Como hemos comentado, el principal motivo para patentar tu idea, tu innovación o tu marca es poder contar con una posición de fuerza a la hora de protegerte de la competencia. Pero además, según cuentan en Pons tienes que tener en cuenta lo siguiente:
1. Sólo las patentes generan derechos exclusivos a favor de su titular con los que poder negociar, ya que además tienen un valor económico per se que se puede cuantificar.
2. Si el objetivo de todo emprendedor es crecer y fortalecerse en el mercado, no puede asumir el riesgo que supone no proteger sus activos, porque cuando su empresa se consolide, necesitará defenderse de sus competidores.
3. No hay ninguna alternativa que garantice los derechos del emprendedor si éste decide no proteger sus invenciones a través de patentes. La alternativa a las patentes son los secretos industriales, y estos son muy difíciles de mantener en una empresa que está creciendo, en la que la entrada y salida de personal es continua.
4. Los inversores a los que antes o después acudirá el emprendedor para hacer crecer su empresa, necesitan tener garantizada la exclusividad del negocio por el que están apostando y esto sólo se consigue mediante el registro de sus patentes.
5. Con las invenciones protegidas por patente, el emprendedor puede acudir incluso directamente a las entidades bancarias a buscar financiación para su proyecto.
6. Las patentes son instrumentos clave en la estrategia de internacionalización de una pyme, porque le dan la protección que necesita para poder negociar con potenciales distribuidores o fabricantes de otros países, garantizándose que no le van a copiar, y si lo hacen, teniendo asegurada la defensa.
7. El seguimiento y vigilancia de las patentes de las empresas del entorno del emprendedor o de sus competidores más directos, permite a los emprendedores conocer los intereses estratégicos y comerciales de estos, ayudándoles en la toma de decisiones bien para competir con ellos o bien para diferenciarse.
¿Qué tipo de patente necesitas?
Una vez que hemos decidido que es importante proteger nuestra innovación, llega el momento de determinar cómo debemos hacerlo. Dependiendo de lo que tengamos que proteger, nos encontraremos en uno de los siguientes escenarios:
Hacer tangible tu idea: derechos de autor
Las ideas son intangibles, así que no se pueden proteger. Sin embargo una práctica recomendable es escribir detalladamente en un documentouna idea como si fuera un proceso, un producto o un servicio.
El derecho de autor protege la forma mediante la cual se expresa la idea detalladamente; pero cuidado, no protege la idea. Así que no siempre es recomendable y sería adecuado pedir asesoramiento a un profesional en propiedad intelectual.
Protección tangible: patente
Una vez escrito un documento detallando todas las características de tu idea, que se puede proteger o no con el derecho de autor, habría que describir exactamente su funcionamiento. Por ejemplo si nuestra idea es tecnológica, deberíamos escribir el código fuente o algoritmo que será utilizado por una maquina u ordenador.
En este mismo escenario, si la idea ya puede ejecutar una función mecánica en una determinada máquina u ordenador, la idea se puede patentar. Para patentar, lo más recomendable es recibir asesoramiento de profesionales en propiedad industrial.
El nombre de la idea: la marca
Los derechos de autor y las patentes protegen hasta cierto punto nuestras ideas , pero no las protegen completamente. Para que una idea funcione debe ser vendible. Dicho en otras palabras: debemos tener la posibilidad de comercializarla.
En este sentido, el primer paso para vender cualquier idea es destacarla en el mercado. Así que necesita un nombre, una denominación, que se protege mediante el registro de marca a nivel nacional, comunitario o internacional, según la perspectiva de crecimiento que tenga el negocio, y obviamente, del presupuesto inicial.
Protección comercial: la contratación del know-how
El siguiente paso es preparar la idea para que sea lucrativa. Es decir, desarrollar el plan de empresa, conseguir socios capitalistas, desarrollar la producción y la comercialización.
Por consiguiente, es recomendable protegerse mediante contratos con socios, proveedores, clientes y distribuidores. Los emprendedores olvidan a menudo que la mayor protección de sus ideas está en los contratos que firman cuando venden o explotan sus ideas.
Si es posible, lo más adecuado sería vender las ideas a través de contratos que incluyan suministro y asesoramiento que permita una explotación más amplia en el tiempo.
Acude a un profesional
Lo ideal es que la protección de las ideas y sus fases deben estar siempre supeditadas a la revisión de uno o varios profesionales que conozcan el entorno jurídico económico del sector de la idea de negocio, y que sepan utilizar las herramientas legales disponibles para la consecución de nuestro objetivo.
Si quieres seguir la Guía MuyPymes para Nuevos Emprendedores, también puedes consultar los siguientes capítulos:
Guía MuyPymes para nuevos emprendedores (IV): Tu plan de negocio
Guía MuyPymes para nuevos emprendedores (III): Conoce tu mercado
Guía MuyPymes para nuevos emprendedores (II): Ideas de negocio
Guía MuyPymes para nuevos emprendedores (I): El perfil del emprendedor