Todo emprendedor está condenado a sufrir altibajos emocionales: hablamos de la temida montaña rusa, una teoría que alerta a todo empresario de que, en solo unas horas, puede pasar del éxito a la fatalidad… o viceversa.
Según explica el portal basepyme.es, aunque no hay una explicación científica que confirme su existencia, la experiencia de miles de emprendedores sí muestra la aparición de vaivenes emocionales que hay que saber gestionar.
En concreto, el coach Cameron Herold explicó las diferentes etapas por las que pasan los jóvenes empresarios. La primera de ellas es la que bautizó como “optimismo desinformado”, que llega cuando consigue la primera ronda de financiación para activar su proyecto.
Para Herold, no hay motivos suficientes como para dejarse llevar por la euforia: en esta fase solo hay un proyecto en papel, unas previsiones que deben convertirse en realidad. Por eso, recomienda no aventurarse a tomar decisiones fundamentales motivadas por la ilusión del momento.
Y es que, la segunda fase es el “pesimismo informado”, cuando las primeras cifras del negocio no responden a las expectativas. Se trata, pues, de una etapa en la que la frustración no tiene sitio: es la hora de cambiar la hora de ruta inicial para corregir todo aquello que no funciona como esperaba.
El siguiente momento crítico viene de la llamada “crisis del sentido”. Las dudas sobre el proyecto y el sentido que tiene se apoderan del emprendedor. Ante este escenario, basepyme.es recomienda pedir ayuda a trabajadores e inversores para buscar una solución. El miedo y una actitud individualista son los peores consejeros en esta etapa.
Por último, y tras sobrevivir a los vaivenes anteriores, llega una etapa dulce: el “optimismo informado”. Según Herold, inyecta energía al emprendedor y se convierte en el momento más adecuado para reforzar el equipo y la estrategia.
Y todo ello sin olvidarte de estar cerca de tus allegados y de tu red de colaboradores. Todos ellos ayudarán al emprendedor a superar los baches emocionales. “Dicen que si quieres ir rápido, camina solo, pero si quieres llegar lejos, anda acompañado”, añade el psicopedagogo Francesc Balagué.