La guerra del cajero automático no ha hecho más que comenzar. La primera señal la lanzó el pasado mes de abril Caixabank, cuando decidió comenzar a cobrar dos euros por sacar dinero a todos los usuarios que no fuesen clientes de la entidad, por mucho que utilizasen una tarjeta adherida a Servired.
Y no dejaría de ser un movimiento anecdótico si no fuera porque el BBVA ya ha anunciado que a partir del próximo mes de septiembre, hará lo propio. Fuentes del sector aseguran que otras grandes entidades bancarias están pensando poner sobre la mesa medidas similares.
Al parecer no es el caso de Bankia. El consejero delegado de Bankia, José Sevilla, descartó ayer mismo que la entidad cobre por el uso de cajeros a los no clientes para extraer dinero en efectivo, recordando que la entidad cuenta con la tercera red de cajeros más extensa del país (5.600 máquinas) y añadiendo que hasta el momento «ha demostrado ser muy productiva».
¿A qué responden estas inciativas? Al margen del beneficio económico que pueden obtener por cobrar dos euros a los no clientes, la auténtica razón de peso es combatir luchar contra la «sangría» de clientes que en los últimos años les han provocado entidades como ING Direct o Evo Bank que al tener muy pocas oficinas físicas, aprovechan la red de cajeros de otras entidades para que sus clientes puedan sacar dinero sin problemas.
Aunque durante años esta situación ha sido aceptada con normalidad y se enmarca dentro de la legalidad, un sector importante de la banca no está dispuesta a seguir «prestando» su red de cajeros. La reacción de las entidades financieras afectadas no se ha hecho esperar y aseguran que los clientes no se verán perjudicados.
En el caso de EVO Bank por ejemplo, la entidad anunció ayer que devolverá a sus clientes que sean titulares de una Cuenta Inteligente las comisiones que les cobren otras entidades por sacar dinero en los cajeros de estas últimas, siempre y cuando el importe retirado supere los 120 euros.
En cuanto a ING Direct, la entidad holandesa podría fácilmente recurrir la tasa ante la Comisión Nacional de la Competencia, e incluso exponer el caso ante la UE, alegando que se está limitando la libre circulación de capitales. Y en este caso, ING tiene muchas posibilidades de ganar. De momento el Santander es el único gran banco que no se ha pronunciado al respecto, pero no sería de extrañar que anuncie su política en este campo antes del fin del verano.