Según un nuevo informe publicado por la OCDE, el 66% de los becarios no logró permanecer en la empresa para continuar como empleado fijo tras finalizar sus prácticas. Sólo un 33% consiguió un puesto. Aún así, aunque el panorama no es muy alentador, los españoles aseguran que este periodo de beca es útil para encontrar un trabajo estable y aumentar contactos.
La OCDE reconoce el valor de las prácticas para facilitar la inserción laboral y proveer beneficios a jóvenes y empresas, pero en el caso español, advierte de que existe el riesgo de que se abuse de ese modelo, y o bien perpetuando ese periodo en el tiempo o dejándolos de sustituir por contratos laborales, a bajo coste. De hecho, 4 de cada 10 jóvenes que realizan prácticas profesionales reciben una remuneración económica, mientras que la gran mayoría, un 58%, no.
No obstante, para las compañías el hecho de incorporar becarios a sus plantillas se presenta como una buena oportunidad de formar a profesionales dado que tienen una gran capacidad de adaptación en un corto periodo de tiempo. A diferencia de aquellos que poseen una gran experiencia, resulta difícil moldear su manera de trabajar, las formas de hacer las cosas y hasta de respetar una nueva cultura corporativa.
Para un becario, conseguir un puesto en una empresa no es fácil. Dependerá del presupuesto de la compañía, del tipo de trabajo, de si era un proyecto o no pero, sobre todo, del valor añadido que ofrezca el becario. Las empresas valoran el interés, la proactividad y el compromiso. Por ello, es aconsejable que los becarios dejen patente estos aspectos de su profesionalidad proponiendo ideas y soluciones en el día a día. Todo ello sumará a su evaluación final.
Según este informe, a pesar de la precariedad que experimentan los jóvenes españoles como becarios, el 83% se muestra optimista ante el período de prácticas, las conciben como necesarias y constructivas, e incluso que les han brindado la posibilidad de un trabajo estable.
