El movimiento Punk, cuya cabeza más visible fueron los grandísimos «Sex Pistols», vivió un fugaz auge en los años 70, cuando hartos del conformismo y el status quo imperante, toda una generación de jóvenes descontentos decidió rebelarse contra todo, y hacerlo de la manera más ruidosa y ostentosa posible.
En la publicación on-line Desencadenado.com están convencidos que los emprendedores pueden extraer algunas lecciones de lo que representó ese movimiento. Y es que a lo mejor, los Sexpistols pueden ser mejores emprendedores que nosotros.
Rápido y corto
Las canciones punk duraban apenas un par de minutos. Las de Pink Floyd o Genesis diez veces más, y eso porque estaban limitadas por la capacidad de una cara de un LP. Sin duda hay quien es capaz de hacer una obra maestra de 20 minutos después de meses de reflexión, pero es más fácil probar una y otra vez, con canciones cortas, para ir descubriendo lo que funciona y lo que no, hasta tener algo suficientemente bueno.
Como emprendedor, es mejor la segunda estrategia. Salvo que seas un genio, todo lo que pienses estará equivocado, tendrá errores, será difícil de entender y de usar. Por mucho tiempo que hayas dedicado a su elaboración. Es mejor hacer algo rápido y sencillo, llevarlo al mercado, probar, medir el resultado, corregir lo más sangrante y repetir el proceso hasta conseguir un éxito.
No pidas permiso
Según todo el conocimiento del momento, un grupo como los Sex Pistols no podía triunfar a finales de los 70. El camino al éxito estaba claro: podías elegir entre ser un supergrupo de virtuosos, un cantante melódico (o su variante hippie/bucólica) o un grupo pop. Tenías que saber tocar, componer, ser atractivo. Pero los grupos punk se saltaron todas las normas, y demostraron que se podía triunfar sin cumplir ninguno de los supuestos requisitos.
Por eso, no te preocupes si no tienes un MBA, un business angel con la billetera llena, si tu plan de negocio no ha pasado de la primera página, si no tienes una imagen corporativa adecuada, si no tienes definidos tu misión y tus valores. Encuentra tu propia manera de arrancar tu empresa sin perder el tiempo y el dinero en cumplir con exigencias que imponen otros. Sal y vende. Todo lo demás es secundario.
Pon toda tu energía
Un concierto de un grupo punk era una fiesta, una descarga de energía. Uno no oía a un grupo punk tirado en la hierba y fumando ídem, sino dando botes y empujando al vecino. Esa voluntad de despertar al público, de entregarse, de acabar agotado en cada concierto era parte del atractivo.
En el caso de tu empresa, es aún más importante que pongas toda tu energía en ella. Emprender requiere toda tu voluntad, toda tu capacidad, todas tus energías. Lo peor que te puede pasar es quedarte a medias con algo que podría haber sido y no fue porque no pusiste todo tu corazón en ello.