El secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta, se ha cubierto de gloria. Amparándose en todos los tópicos del mundo, ha afirmado que los funcionarios deben «olvidarse de tomarse el cafelito y leer el periódico» porque el trabajo en Ayuntamientos y Comunidades Autónomas «no volverá a ser como antes».
El Gobierno vuelve una vez más a atacar el trabajo de los funcionarios, intentando desprestigiar la imagen de un grupo de profesionales que, como ocurre en todos los colectivos de nuestra sociedad, es amplio y plural. Pero más allá de unas declaraciones de dudoso gusto, Beteta ha cifrado en 2.500 millones de euros el ahorro que supondrá para las administraciones públicas la extensión de la jornada laboral de los funcionarios en 2,5 horas semanales.
Por otro lado ha afirmado que los trabajadores, estén al servicio del sector público o del sector privado, deben ser conscientes de la necesidad de una formación permanente para ser más efectivos; que la economía española tiene que ganar en competitividad y que no entiende por qué hay tanto revuelo con una reforma laboral «que es herencia del franquismo».
Las declaraciones de Beteta han sido calificadas de «desafortunadas» por Miguel Borra, presidente de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSI-F), quien ha pedido al dirigente «popular» que sea «más riguroso» en sus declaraciones y que «no se deje llevar por las frases fáciles y los tópicos» para «enturbiar» el trabajo que hacen los empleados públicos.
En este sentido, ha recordado al secretario de Estado que los empleados públicos hacen su trabajo lo mejor que pueden y que al hablar así está criticando tanto a jueces y carteros como a médicos, enfermeros y maestros, entre otros profesionales.
