Según datos, el 80% de las ofertas de trabajo no se publican en ningún sitio, están ocultas al mercado laboral. La única forma de acceder a esos puestos de trabajo es disponiendo de un contacto que nos informe de su existencia, y nos permita acceder al proceso de selección. Además de abrir la puerta al mercado laboral oculto, los contactos son una buena ayuda durante el proceso de selección: pueden dar referencias que impulsen a la candidatura, poner en contacto con la persona encargada del proceso de selección, o ayudar a preparar la búsqueda.
Sin embargo, contar con una buena red de contactos no es algo fácil. Sobre todo, porque exige tener muy claros los objetivos profesionales, un aspecto clave a la hora de venderse a nuevos contactos. Una vez interiorizado el mensaje, hay que contárselo a todos los contactos posibles: cuánta más gente sepa que se está buscando empleo, más posibilidades de encontrarlo.
Para encontrar contactos hay que recurrir a todos los conocidos posibles, destacando tres apartados:
1. Amigos y familiares
Son los más cercanos, los que harán todo lo posible por ayudar. Siempre hay que contar con ellos.
2. Compañeros de clase, de trabajo y conocidos
Gente con la que se ha coincidido, y con la que merece la pena quedar para explicarles la situación, y que estén prevenidos por si surgen oportunidades de las que puedan informar.
3. Redes sociales y eventos
Nunca ha sido tan fácil conocer gente como en la actualidad. Por un lado, se celebran ferias de empleo, eventos networking, foros… en los que es fácil conocer gente con intereses en común. Y por otro, las redes sociales y profesionales permiten acceder a un gran número de personas de manera online.
Hay que tener en cuenta que tejer una red de contactos lleva tiempo, y es importante organizarse bien y fijarse objetivos. Por ejemplo, quedar a tomar un café con dos contactos a la semana, ir a un evento networking, o generar cinco contactos nuevos interesantes en redes sociales.
Para lograr confianza con los nuevos contactos que se hagan, es importante tomar nota después de cada encuentro o llamada con la información obtenida, para tener presentes dichas conversaciones si en el futuro hace falta volver a ponerse en contacto con ellos.
