¿Cómo imaginamos el mundo dentro de cinco años? ¿Qué tecnologías que ahora han dado algo más que sus primeros pasos creemos que van a consolidarse? ¿Y que consecuencias prácticas se derivarán de lo anterior?
Es probable que como afirman en TechCrunch nos encontremos en un mundo muy diferente al que ahora mismo nos encontramos. Estos son las cinco grandes tendencias que detectamos.
Dinero físico, tarjetas de crédito y cajeros automáticos
El proceso está siendo más lento de lo que muchos pronosticaban, pero está pasando y es inevitable. La era llevar monedas y billetes en la cartera e incluso, la era del dinero de plástico, llega a su fin.
Lo dicen instituciones tan poco “sospechosas” como el Banco de España. No sólo la circulación de billetes de 500, 200 y 100 euros se encuentra en mínimos históricos sino que también baja paulatinamente la circulación de billetes de 20,10 y 50 euros.
La diferencia entre los billetes de 20 euros entregados y retirados por la institución arrojó el último año un saldo negativo de 27.647 millones de euros mientras que en los de diez el saldo negativo se situó en los 10.225 millones.
Los españoles si bien todavía no han normalizado el pago móvil, sí que se han acostumbrado a utilizar su tarjeta de crédito (especialmente contactless) para cualquier tipo de pago, incluso para cantidades inferiores a los cinco euros.
Por otro lado en el terreno móvil sí que parecen tener aceptación las aplicaciones que permiten realizar pagos entre particulares, y apps como PayPal, Twyp o Yaap Money han conseguido popularizarse de modo que nos hemos acostumbrado a salir de casa con menos dinero en el bolsillo.
Las entidades financieras por su parte no están ayudando demasiado a que utilicemos los cajeros automáticos. Las nuevas tasas que penalizan a los clientes a la hora de usar cajeros automáticos de la “competencia” no favorece precisamente a que aumente el uso de efectivo.
¿Y en cuanto al pago móvil? Poco a poco las entidades financieras despliegan sus soluciones y este año grandes como Samsung o Apple ofrecerán sus sistemas de pago móvil en nuestro país. Y está claro que el dinero físico no va a desaparecer en un año, pero también lo está, que ha entrado en vías de extinción.
Discos duros externos y memorias USB
El precio del almacenamiento está cayendo con tanta fuerza que proveedores como Amazon, Google, Dropbox o Microsoft lo están ofreciendo de forma prácticamente gratuita a sus clientes.
En estos momentos, Microsoft ofrece 1 TB de almacenamiento on-line por la compra de una licencia de Office 365. Amazon en España ofrece alojamiento ilimitado para todas nuestras imágenes si somos miembros de su plan Premium y por poco más de 50 euros por año, también para todos nuestros documentos. Google y en menos medida Dropbox están siguiendo una estrategia similar.
Por otro lado, proyectos como Robin, un smartphone que promete espacio ilimitado en la nube, ya hacen pensar que estamos a las puertas de un futuro en que la necesidad de discos duros o almacenamiento externo se limitará a las propias necesidades de los sistemas operativos.
De la misma forma que ya casi nadie graba información en un CD, el almacenamiento off-line acabará por tener un uso residual y meramente profesional, desapareciendo casi por completo del mercado de consumo.
Contraseñas
Hemos abrazado la biometría como forma de identificación en nuestras vidas. En el caso de los smartphones, cada vez son más los que incorporan un lector de huellas que nos permite identificarnos sin problemas.
Sistemas operativos como Windows, utilizan tecnologías de reconocimiento facial y otras más avanzadas como Fujitsu PalmSecure nos identifica gracias al análisis que hace del “mapa” de las venas de nuestra mano.
Apple Pay y Samsung Pay han conseguido que podamos hacer compras on-line utilizando únicamente nuestra huella y pronto veremos cómo estos sistemas saltan del terreno móvil a otros elementos de hardware como cajeros automáticos, tiendas físicas y servicios on-line de todo tipo.
Desaparecen las contraseñas sí, y con ellas, también parte de nuestra privacidad.
El mando de la televisión (y tantos otros)
En un mundo en que cada usuario dispone de (al menos) un smartphone y con televisiones cada vez más inteligentes, el control remoto parece destinado a convertirse en una cosa del pasado.
Tardará en desaparecer porque muchos de los aparatos que se siguen vendiendo siguen utilizando conectividad IR, pero cada vez son más los que apuestan por Bluetooth cuando no, directamente la nube.
La televisión, el aire acondicionado, el aparato reproductor de música, la cajita de streaming de contenidos… dispondremos de un único telefóno/tablet para controlarlos a todos. ¿Lo mejor de todo? Nadie echará de menos esa miríada de mandos que siguen pululando en nuestro salón.
Documentos de papel
Puede que el papel nunca llegue a desaparecer. Pero lo que probablemente sí lo haga, sean todos esos documentos “estáticos”, (contratos, hipotecas, alquileres, etc.) que tienen una vida propia y evolucionan a lo largo del tiempo.
Llegan los documentos en “la nube”, actualizabas en tiempo real de forma certificada y segura poniendo fin a la tremenda burocracia y papeleo que implican las rectificaciones, cambio de titularidad, nuevas cláusulas, eliminación de otras, etc.
Por supuesto es de esperar la implantación definitiva de la factura electrónica en la inmensa mayoría de las empresas y si la administración ayuda, la desaparición de la obligación de mantener copias de papel de determinados documentos durante años y años.