Despedimos el año con infinidad de noticias para recordar –unas buenas, otras regulares–, seguro que numerosas experiencias personales, profesionales y empresariales que nos han descolocado y con las que hemos aprendido mucho, no cabe duda. También decimos adiós a estos 12 meses con 12 palabras que no conocíamos y que se han vuelto en parte del lenguaje cotidiano de medios de comunicación y, por ende, del público en general.
Aporofobia: “Miedo, rechazo o aversión a los pobres”. La Fundación del Español Urgente (Fundéu) la ha nombrado como la palabra de 2017. Acaba de incorporarse al Diccionario de la Lengua Española y, pese a no ser un nombre que haya sido creado este año, sí es cierto que en 2017 ha adquirido más fuerza que nunca y denomina una realidad, un sentimiento, que está muy presente en la sociedad pese a que nadie quiere hacer alusión a ello.
Buenismo: Actitud que toman quienes, ante los conflictos, rebajan su gravedad, ceden con benevolencia o actúan con extrema tolerancia. La RAE incluye esta palabra que estos 12 meses se ha utilizado profusamente. No solo se ha recurrido a ella para hacer alusión a quienes de forma bienintencionada pero ingenua miran determinados fenómenos que suceden a su alrededor sino que también se usa de forma irónica. En política es frecuente escucharla en boca de gobiernos y partidos cuando se quiere criticar la falta de iniciativas reales para resolver conflictos que no se van a solventar solo con buenas intenciones.
ICO: Acrónimo de ‘Initial Coin Offering’. En español, literalmente, ‘oferta inicial de moneda. ICO se utiliza para hacer referencia a una fórmula de financiación para proyectos empresariales por la cual se ofrece a inversores iniciales las nuevas monedas a cambio de dinero. Nos referimos a las criptomonedas, del tipo de Bitcoin o Ethereum. Se asemeja bastante al crowdfunding, pues es una comunidad de usuarios los que financian una iniciativa empresarial sin que se recurra a intermediarios.
PropTech: Property Technology… También se le conoce como RE Tech –Real Estate Technology. Esta contracción es usada para hacer referencia a las innovaciones tecnológicas y las aplicaciones que tienen estas en el sector inmobiliario. Engloban a todas aquellas tecnologías disruptivas que están cambiando una actividad que salió muy mal parada de la crisis y que está renaciendo de las cenizas. Actualmente hay interesantes propuestas que han salido de startups especializadas en el ámbito inmobiliario y que están modificando la forma de relacionarse los diferentes actores implicados en este campo: compradores, vendedores, inmobiliarias, inversores, constructores, propietarios, etc.
Pansexual: Ciudadanos que defienden una orientación sexual en la que ven factible sentirse atraídos por cualquier persona, independientemente de su género. Se considera una orientación sexual en sí misma o bien se inscribe dentro de la bisexualidad y ya se habla de la ‘Generación Pansexual’. Por lo general son jóvenes que están acostumbrados a contactar con otras personas a través de Internet y las redes sociales, de mente abierta y que emergen como un target interesante para determinadas marcas que empiezan a ver en ellos todo un filón.
Posverdad: En abril de 2010 se publicaba en una revista norteamericana de humor, ‘Grist’, el término ‘posverdad’ por primera vez. Entonces acompañaba a la palabra política –‘política posverdad’– para referirse a aquellos políticos que negaban evidencias como el cambio climático. Siete años después, posverdad se ha coronado como el neologismo del año y la RAE lo define como “distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales”.
Pornovenganza: Una de las palabrejas que nos han traído las redes sociales. Pornovenganza denomina la publicación de imágenes sexuales privadas en internet, sin autorización de quienes aparecen en las fotografías y con el fin de humillarlas o chantajearlas. Periodistas y comunicadores la usan de manera profusa en titulares y cuerpo de noticias y es una de las
Turismofobia: Como las dos palabras que componen este término indican –turismo + fobia–, la turismofobia ha surgido para denominar la aversión y el rechazo social que han empezado a sentir muchos locales de un destino hacia la llegada masiva de turistas, por las ‘consecuencias’ negativas que esta ha tenido –o así lo consideran ellos– para su día a día y para la ciudad en la que residen. Este verano fue noticia por lo que estaba ocurriendo en Barcelona… ¡Cómo ha cambiado la historia en apenas seis meses! El process catalán ha frenado de manera importante la llegada de visitantes foráneos a Barcelona y a otras zonas de Cataluña.
Turistificación: Muy relacionada con la palabreja anterior. En este caso, según la Fundéu BBVA, estamos ante un sustantivo bien formado que hace referencia “al impacto que tiene la masificación turística en el tejido comercial y social de determinados barrios o ciudades” en su conjunto. Hace alusión a cómo los servicios, las instalaciones y los comercios se orientan hacia el turista y no tanto hacia el residente, con lo que ello les afecta de manera negativa.
Uberización: ‘La uberización de la economía española’. Este es uno de los titulares que hemos podido leer este año donde se hace alusión al sustantivo uberización y al verbo uberizar, que según la Fundéu están bien formados y se han utilizado profusamente en los medios de comunicación de nuestro país. ‘La empresa confirma que la “uberización” ha llegado para quedarse’ o ‘Los bancos analizan cómo “uberizar” su negocio’ son ejemplos de ello. Hace referencia a las plataformas de economía colaborativa, que cada vez son más en nuestra sociedad. Se está recurriendo a uberización para hacer referencia a todo lo que están acarreando estas aplicaciones: innovación, flexibilidad, revolución, competencia desleal, precarización del empleo… Es decir, tiene tanto connotaciones positivas como negativas.
