Los MBA (Master in Business Administration) han sido durante muchos años, considerados como trampolines para progresar en la carrera profesional, permitiendo a los que cursan estos carísimos cursos de post grado acceder a nuevas oportunidades profesionales y un mayor salario.
Sin embargo durante los últimos meses han sido varias las voces que se cuestionan la utilidad real de estos programas de formación. La última, The Economist, que en un artículo reciente denuncia un sistema que ya «no merece la pena».
Asegura la publicación británica que durante mucho tiempo, las escuelas de negocio de todo el mundo han vendido la promesa que sus programas formativos (MBA) eran lo único que necesitaban los profesionales para relanzar su carrera laboral, alcanzando automáticamente nueva metas y situándose en la línea de los ganadores, los más deseados por las empresas.
Esta afirmación fue capaz de sostenerse por sí sola durante algunas décadas. La idea subyacente era muy sencilla: si éramos lo suficientemente buenos como para ser aceptados en una escuela de negocios de prestigio y conseguíamos entrar en las redes de ex-alumnos MBA de la escuela, la posibilidad de crecer profesionalmente era algo que se daba prácticamente por garantizado. Lo único que teníamos que hacer era pagar la matrícula (aunque fuese a costa de endeudarnos) y «sentarnos» a la espera de que llegase nuestra recompensa.
Sin embargo, señalan en The Economist, el problema es que las cosas hoy en día ya no funcionan como solían. Más bien al contrario, abundan los alumnos que después de haber sido «seducidos» con promesas de todo tipo, terminan su máster sin ninguna perspectiva profesional a la vista. El rotativo británico define esta situación con una frase genial: «The return on investment on an MBA has gone the way of Greek public debt»
Y añade que como consejo general, si tenemos una posición profesional más que decente, a menos que tengamos el apoyo personal y financiero de nuestra empresa, dejar nuestro trabajo para cursar un MBA, nunca había sido un movimiento de tan alto riesgo. De hecho, señalan, resulta preferible mejorar nuestra experiencia desde la posición en la que nos encontramos, haciéndonos cada vez más indispensables, antes de saltar precipitadamente hacia el futuro incierto que las escuelas de negocio pueden prometer.
¿Profesionales sobrecualificados?
Por otro lado, The Economist argumenta que cuando observamos las empresas más importantes del momento, o los modelos de negocio que más rápidamente están creciendo en el siglo XXI, resulta evidente que no es necesario tener ningún MBA para poder triunfar. En este sentido pone el ejemplo de Apple, una compañía que según sus fuentes, apenas tiene algún empleado MBA entre sus cargos de mayor responsabilidad
Y es más, argumenta que la mayoría de las grandes empresas, los fondos de inversión, la banca, etc. prefieren contar entre sus filas con profesionales muy especializados (comercio y finanzas, ingenieros, matemáticos, programadores, etc.) con una carrera que les acredite antes de apostar por un MBA que hoy en día parece más un producto de marketing que otra cosa.
En una economía que pronto va a ser dominada por los BRIC (Brasil, Rusia, China, India), hay poco espacio para las sutilezas de este tipo de programas, que son vistos más como una oportunidad de negocio para las escuelas que los imparten, que una utilidad real para los alumnos que los cursan.
Finalmente, el artículo de The Economist, zanja la cuestión con una afirmación lapidaria: They would think to themselves that business is fundamentally about two things, innovating and selling, and that most MBA programmes teach neither