Con el objetivo, cada vez más presente, de reducir el impacto medioambiental, la mayoría de las empresas llevan años tomando decisiones para transitar hacia un mundo más sostenible y saludable.
La Responsabilidad Social Corporativa es fundamental en el eje de cualquier organización y el compromiso con la naturaleza es uno de los motivos principales para implicarse a nivel social. Pero, ¿qué tecnologías se pueden utilizar para reducir el impacto medioambiental?
Blockchain para el envasado de alimentos
Alrededor de 600 millones de personas comen alimentos contaminados cada año en todo el mundo. Encontrar la fuente de la contaminación de esos alimentos puede ser difícil debido al largo camino que sigue la comida hasta llegar al consumidor. Sin embargo, gracias a las nuevas tecnologías, es posible encontrar una sencilla solución.
Una de esas tecnologías es el blockchain, un sistema de contabilidad descentralizado en el que se registra una serie de información, en este caso todo lo relativo a la calidad del alimento, en distintas ubicaciones.
Debido a las numerosas copias de información, la manipulación de esos registros es inútil, por lo que los datos almacenados se convierten en una fuente fiable.
Además también destaca el uso de sensores en los sistemas de empaquetado que permitan detectar qué alimentos están contaminados o a punto de caducar para que ayude a quienes los almacenen a desecharlos.
Una acción que, según el informe, reducirá la necesidad de desperdiciar lotes enteros una vez que se alcanza la fecha de caducidad, por ejemplo.
Bioplásticos para una economía circular
El plástico es uno de los materiales más utilizados en la actualidad, un producto muy versátil que está siendo un verdadero quebradero de cabeza irónicamente por las características que lo hacen tan especial.
Según un informe del Foro Económico Mundial, recogido por El Ágora Diario, solo en 2014, la industria del plástico generó 311 mil millones de toneladas de este material, una cantidad que se espera que se triplique para el 2050.
El problema es que solo el 15% de cifra se recicla. El resto se incinera o queda en la naturaleza a merced de los agentes atmosféricos o de los propios animales que se alimentan con ellos.
Retirar este material podría ser un tremendo desafío debido al alto grado de calado que tiene en nuestras vidas, por ello los científicos han buscado la mejor manera de sustituirlo. La celulosa, concretamente la lignina de la que está compuesto, es la mejor solución para conseguirlo.
Biotecnología
Producir biocombustibles es una solución más que facilita la biotecnología al medioambiente. Pero no es la única. Desastres medioambientales como el hundimiento del Exxon-Valdez o el Prestige sirvieron a los científicos para implementar tecnologías pioneras con las que limpiar los ambientes contaminados por el petróleo.
El uso de microorganismos para estas tareas se denomina biorremediación, y se une a la utilización de bacterias u hongos para descontaminar las aguas residuales de nuestras ciudades. Alternativas que muestran que la tecnología “viva” será fundamental para promover un desarrollo sostenible.
Y con el fin de garantizar la sostenibilidad, no podemos olvidarnos de mencionar la innovación en nuevos materiales. Algunos, como los biomateriales empleados para “almacenar” dióxido de carbono, pueden servir para reducir el efecto invernadero y el calentamiento global.
Otros, como las láminas de plátano fabricadas en México para la construcción, dan la posibilidad de eliminar compuestos tóxicos como el amianto, relacionado con un incremento en la incidencia del cáncer.
La investigación y la innovación científica y técnica serán fundamentales para salvar el medioambiente, reduciendo el impacto del calentamiento global, ayudando en la adaptación frente al cambio climático, limpiando zonas contaminadas o cuidando de nuestra propia salud.
Los ejemplos anteriores muestran que con ciencia y tecnología estaremos más preparados para afrontar los desafíos del futuro. Además, la superación de estos retos también nos permitirá apostar por una economía diferente, que genere empleo cualificado y que sea más respetuosa con nuestro planeta, tal y como recoge Hipertextual.
Agricultura, biocostumbiles y energía
La tecnología aplicada en agricultura es otro ejemplo. El desarrollo de cultivos mejorados, impulsados en las últimas décadas con suficiente evidencia científica como para respaldar su utilidad y seguridad, muestra cómo la propia biotecnología puede proporcionar cosechas resistentes al cambio climático.
Junto con iniciativas como la del arroz dorado enriquecido en vitamina A, los científicos han logrado obtener otras variedades de arroz resistente a las inundaciones. No es la única alternativa que nos puede permitir adaptarnos a las cambiantes condiciones del clima que provocará el calentamiento global.
El futuro no solo vendrá marcado por nuestra capacidad para evolucionar y adaptarnos al cambio. Y es que, entre las tecnologías para salvar el medioambiente, cobran un especial protagonismo los coches eléctricos y los biocombustibles. Los también denominados “coches verdes” no se restringen únicamente a los de tipo eléctrico, sino que abarcan los automóviles que consumen menos para recorrer la misma distancia, o los vehículos híbridos, entre otros.