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Miercoles, 24 Abril 2024

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¿Cómo están sobreviviendo las pymes españolas en su camino hacia la pospandemia?

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Aunque han quedado atrás los meses más duros de la pandemia de la COVID-19, las pymes españolas siguen sufriendo las consecuencias que esta situación conlleva más allá del corto plazo. Los problemas de liquidez y solvencia, unido a las dificultades para acceder a ayudas y financiación, así como el retraso que llevan en su digitalización, no solo les hace perder en competitividad, sino también estar en una situación de vulnerabilidad que requiere medidas urgentes.

Tras superar los efectos más directos que ha conllevado la pandemia, las pymes siguen sin mejorar su situación y, muchas de ellas, ya están empezando a sufrir serios problemas de liquidez y solvencia. Así al menos lo destaca el ‘VII Informe de la situación económica y laboral de la pyme’, realizado por Fepime, en el que se pone de manifiesto la dificultad para estas pequeñas y medianas empresas a la hora de acceder a créditos, especialmente ante el fuerte aumento de los tipos de interés.

Según Fepime, esta es una de las principales causas que están lastrando la recuperación y crecimiento de las pymes, el segmento de empresas que más está sufriendo el impacto de la pandemia. Pero también lo hacen las microempresas, debido al fuerte descenso de su facturación que ha afectado al 67% de las empresas de menos de diez empleados.

El informe destaca que esta fuerte reducción en la facturación ha afectado al 52,9% de las empresas que cuenta con entre 10 y 49 trabajadores, y al 47,2% de las de más de 50 empleados.

En consecuencia, los problemas de liquidez están siendo más comunes en las micro y pequeñas empresas, en el 33,8% de ellas, frente al 29,6% de las medianas y en el 19,8% de las grandes compañías. A esto se le suman los problemas de solvencia, más acusados en las micro y pequeñas empresas, en el 25,9% de los casos, frente al 22,4% de las medianas y el 14,6% de las grandes.

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La dificultad para disponer de aprovisionamientos también afecta más en las empresas más pequeñas ya que, solo el 11,9% han experimentado un incremento de su facturación durante la pandemia, frente al 14,9% de las medianas y el 22,5% de las grandes corporaciones.

En esta situación, otro punto clave a tener en cuenta a la hora de evaluar la situación actual de las pymes españolas es que el 72% se están viendo obligadas a aceptar pagos más largos de los que les gustaría. Según el ‘Informe Europeo de Pagos’ de Intrum, estos porcentajes son ligeramente más elevados en el caso de las grandes empresas (44%), y están muy por debajo en el caso de las empresas del sector público (10%).

No obstante, las pymes han mejorado respecto al pasado año, que contaban con 18 puntos porcentuales más, si bien persisten los temores de que los clientes no puedan hacer frente a sus pagos, según el 63% de las empresas encuestadas. Esta situación agrava la incertidumbre de estos negocios, más aún, teniendo en cuenta que el 60% no confía en la capacidad de pago de los clientes que tienen cuentas pendientes, una cifra inferior a la media europea, que se sitúa en un 66%.

La vulnerabilidad de las pymes

Sin duda, estas cifras ponen de relevancia la complicada situación de las pymes españolas, que cerraron el pasado 2021 como las que están en una situación de mayor vulnerabilidad en toda Europa. Así lo apuntan los datos del Banco Central Europeo (BCE) que muestran cómo los indicadores de rentabilidad y vulnerabilidad económica de las pymes en la zona euro mejoraron el pasado año, excepto en España.

El estudio de este organismo señala que, si bien la situación de vulnerabilidad de las pequeñas y medianas empresas españolas se ha reducido en 10 puntos porcentuales en el último año, pasando del 17,1% al 7,1%, son datos que aún están por encima de la media comunitaria, que está en torno al 5%, y de países como Italia, con un 5,5%, o Francia, con un 5,6%.

Esta delicada situación de las pymes españolas, de las que se compone principalmente el tejido empresarial del país, lleva a los expertos a apuntar la urgente necesidad de garantizarles acceso a la financiación para poder seguir avanzando.

No obstante, el BCE apunta que no se trata del único desafío que deben afrontar las pymes, tanto españolas como europeas. La falta de mano de obra cualificada y la dificultad para encontrar clientes son dos grandes retos que preocupan a las pymes incluso más que la obtención de fondos, que sigue siendo su principal fuente de financiación a través de productos bancarios y préstamos subvencionados.

La necesaria mejora de acceso a créditos

El endurecimiento de algunas condiciones en el acceso a financiación está detrás, en gran parte, de la difícil situación de las pymes. Esto ha llevado a que el porcentaje de pequeñas y medianas empresas que solicitó préstamos bancarios durante el pasado año cayese al 23%, marcando un mínimo histórico desde que el BCE comenzara a hacer esta encuesta en 2009.

El aumento en los tipos de interés ha sido uno de los principales obstáculos para las pymes en lo que al acceso a créditos se refiere, pero también un endurecimiento de las garantías requeridas y de otras condiciones más allá de la cuantía y el plazo. A esto se le suma otro dato significativo: según el Banco de España, el porcentaje de pymes cuyas peticiones de financiación han sido rechazadas solo durante los meses de abril a septiembre del pasado año aumentó en dos puntos porcentuales respecto al observado seis meses antes, hasta situarse en un 7%.

Asimismo, el porcentaje de demanda desanimada, es decir, de empresas que optaron por no solicitar créditos por pensar que no se los concederían, se sigue manteniendo en niveles «relativamente elevados», algo superiores al 5%.

Sin duda cifras que reflejan la delicada situación de las pymes que, lejos de ver facilitado su acceso ayudas económicas, cada vez encuentran más trabas para avanzar en su recuperación.

Como contrapunto positivo, desde el BCE destacan que el porcentaje de pymes españolas que solicitaron préstamos bancarios entre abril y septiembre del pasado 2021 cayó seis puntos porcentuales respecto al dato registrado seis meses antes, y se situó en un 23%, similar a la media de la eurozona.

Sin embargo, para el Banco de España esta «acusada tendencia descendente» se debe menores necesidades de financiación de las empresas españolas en los últimos meses, tras el extraordinario recurso al crédito que mostraron en 2020. Una cuestión reforzada por el hecho de que muchas empresas perciben que su capacidad de acceso a la financiación bancaria ha mejorado entre los pasados meses de abril y septiembre, y lo hizo a un ritmo «ligeramente superior» al de los seis meses anteriores, según los últimos datos recabados.

Esta mejoría se produjo a pesar de que el número de pymes que considera que la situación económica general perjudica la obtención de nuevos créditos, superando a las que opinan lo contrario.

A esto se le suma el hecho de que un 10% de las pymes españolas perciben una mayor disposición de las entidades a otorgar préstamos, un dato muy similar al de la zona euro.

Pasos hacia la recuperación

Estas necesidades económicas son consecuencia de la evolución del negocio de las pymes que, de acuerdo con los indicadores del BCE, en el caso de España, son más las que apuntan un incremento de las ventas entre los meses de abril y septiembre, que las que señalan lo contrario.

¿Estamos al comienzo de una senda ascendente hacia la recuperación económica? Aún hay aspectos que hay que resolver antes de lanzar las campanas al vuelo.

A pesar de esta evolución positiva de la facturación, el aumento de los costes ha llevado a que el 16% de las empresas españolas declararan un descenso de sus resultados económicos durante el segundo y el tercer trimestre del pasado año, un porcentaje más elevado que el observado en el conjunto de la zona euro, donde lo declaraban un 6% de las pymes. Sin embargo, es un porcentaje «sensiblemente» menor que el registrado en España entre octubre de 2020 y marzo de 2021, del 43%.

La falta de clientes se percibe como el principal problema que afecta a su actividad, según el 22% de las pymes, mientras que, en la zona euro, este factor ocupó el segundo lugar, superado por la dificultad para encontrar personal cualificado.

En contraposición, el acceso a la financiación volvió a ser, de entre todos los factores incluidos en esta pregunta, la preocupación citada por un menor número de compañías tanto en España como en la zona euro, con un 8% y un 7%, respectivamente, porcentajes ligeramente inferiores a los registrados seis meses antes.

Y otra cuestión a resolver: las demoras en los pagos por parte de clientes. En el caso de España, un 7% de las pymes señala haber tenido habitualmente este tipo de problemas, mientras que un 27% de ellas los habrían sufrido solo ocasionalmente, porcentajes ambos inferiores a los observados hace un año (un 10% y un 31%, respectivamente).

Nuevas vías para la financiación

Si hay un elemento que está contribuyendo a la mejora del desempeño de las organizaciones y a prepararlas para el futuro es la tecnología. La apuesta por la innovación tecnológica y la digitalización en el entorno empresarial actual se ha convertido en un aspecto crucial que puede inclinar la balanza hacia el éxito o el fracaso de un negocio. En el caso de las pequeñas empresas, puede ser un factor diferencial.

Las ayudas de la Unión Europea aprobadas el pasado mes de diciembre con 10.000 millones de euros para España para impulsar la digitalización puede ser el bote salvavidas para gran parte de las 2,7 millones de microempresas españolas que ven en la adopción tecnológica la clave para seguir avanzando, creciendo y siendo competitivas.

A la espera de que estos fondos lleguen a las empresas a lo largo del primer trimestre de este 2022, las pymes de nuestro país siguen en una situación de emergencia que es necesario abordar.

Cabe recordar que las microempresas representan alrededor del 65% del PIB español, y generan entre el 35% y el 40% del empleo, por lo que la llegada de estas ayudas, unido a las ayudas del gobierno central a través del programa ‘Kit Digital’ para impulsa su digitalización y que van desde los 2.000 a los 12.000 euros, podría ser un gran impulso para estos negocios.

No obstante, estas ayudas no serán suficientes. Facilitar el acceso a las mismas, así como a la financiación, sigue siendo una asignatura pendiente que requiere de un paso a la acción antes de que sea demasiado tarde y miles de negocios, hoy en la cuerda floja, desaparezcan.

Este salto hacia el mundo digital es solo un primer paso hacia la tan necesaria recuperación del tejido pyme en nuestro país.

 

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