La llegada de Joan Rosell a la CEOE parece que va a marcar un antes y un después en su relación con el Gobierno y los angentes sociales. El presidente de la patronal aseguró ayer que los empresarios están dispuestos «a lo que haga falta» para alcanzar un pacto global.
El recientemente nombrado presidente de la patronal se mostró así contundente a la hora de expresar su voluntad de negociación: «Haremos el papel que haga falta para que sea posible ese acuerdo aunque en ese intento nos podamos quemar».
Rosell aseguró que la situación es «suficientemente crítica y delicada», por lo que aseguró que la intención de la confederación no pasa por defender en las negociaciones un «programa de máximos». «Somos posibilistas, pactistas, sabemos hasta dónde podemos llegar».
Según Rosell, es «urgente» recuperar la confianza «de los que miran desde fuera y no conocen la realidad exacta de la economía española», que se esconde tras «los grandes números».
En juego está, según la patronal, en unos niveles de desempleo que no remontarán «en los próximos meses» y un déficit que es preciso reducir, también con el esfuerzo de comunidades autónomas y ayuntamientos.
Tras mostrar la postura de la CEOE, Rosell agradeció los esfuerzos que está realizando el Gobierno durante la negociación de la reforma de las pensiones y el resto de temas que están sobre la mesa, pero consideró que «tendrá que hacer alguno más». Concretamente, consideró que «hay que terminar de anunciar las reformas y empezar a hacerlas».
En referencia a los sindicatos, el presidente de la CEOE aseguró que «ya se han dicho lo que se tenían que decir», por lo que siguió centrado en la necesidad de un pacto político. Así, confió en que la oposición, en clara alusión al PP, mantenga una posición «en clave de país» y no «en clave electoral», e instó a aquellos que no estén de acuerdo con las reformas a que diga «cuáles son las oportunas».
Preguntado en este punto por el nombramiento del ex ministro de Trabajo Jesús Caldera como mediador entre los grupos políticos, Rosell consideró que «si merece la confianza de las partes, es perfecto» y lo propio cuando las negociaciones «se encasquillan».