El desempleo es una de las situaciones más estresantes a las que nos podemos enfrentar en nuestra vida laboral. Pasan los meses, y después de un tímido optimismo inicial y algunas entrevistas, solemos caer en la resignación e incluso la depresión cuando nuestro teléfono deja de sonar.
Aunque no es una tarea sencilla, podemos prepararnos para sobrevivir al desempleo, e incluso minimizar su impacto negativo si contamos con las herramientas adecuadas. En MuyPymes os mostramos algunas posibles claves.
Hay muchos factores que influyen en nuestra toma de decisiones cuando desgraciadamente, nos quedamos sin empleo. El tener cargas familiares (o no), nuestra edad, formación, red de contactos etc. son solo algunos de los factores que pueden condicionar el encontrar un nuevo trabajo. Sin embargo, y a pesar que los números que arroja la crisis económica parecen indicar lo contrario, se puede luchar contra el desempleo si contamos con las armas apropiadas.
Lo que vamos a exponer a continuación no es una receta mágica. Puede que muchas personas encuentren algunas partes que pueden servirles como inspiración, y puede que para muchas otras se trate sólo de un conjunto de frases huecas y estériles. En cualquier caso, creemos que éstas son algunas de las claves que hay que tener en cuenta para sobrevivir a una de las situaciones más frustrantes que podemos experimentar en nuestra vida laboral.
No dejarnos llevar por el pánico
Sabemos que para muchos lo que vamos a decir no es más que un topicazo, pero no deja de ser una gran verdad: aunque no lo parezca, la pérdida de un puesto de trabajo puede convertirse en una oportunidad. ¿Una oportunidad para qué? Quizás una de las causas que han originado nuestro despido es que no estábamos lo suficientemente motivados, que simplemente nos limitábamos a cumplir pero en realidad no nos sentíamos realizados.
Si este es nuestro caso, tenemos la oportunidad de replantearnos desde cero nuestra vida. ¿Cuáles son nuestros objetivos vitales? ¿Los hemos abandonado? ¿Qué podemos hacer para retomarlos? En definitiva… ¿qué es lo que queremos hacer con nuestra vida?
Las prisas no son buenas consejeras
Como indicábamos antes, la pérdida de un empleo es una de las situaciones más estresantes que podemos vivir, especialmente si tenemos cargas familiares, si tenemos que afrontar el pago de una hipoteca, etc. En estas situaciones, es importante que no nos dejemos llevar por la ansiedad y no tomemos decisiones financieras precipitadas.
En este sentido, éste no es el mejor momento para endeudarnos más (aunque sea para tapar otras deudas), ni de pensar en cambiar de domicilio, hacer uso de nuestro fondo de pensiones, etc. Si nos vemos apurados, antes de tomar cualquier decisión arriesgada lo mejor es contar con el consejo de un asesor financiero. Algunas entidades financieras prestan este tipo de servicios a sus clientes, y de no ser así podemos contar con una empresa especializada sin tener que desembolsar demasiado dinero.
Buscar trabajo es nuestro nuevo empleo
Aunque parezca mentira, algunas personas están convencidas de que van a encontrar un nuevo puesto en pocas semanas, por lo que suelen aprovechar su despido para tomarse unos meses sabáticos para «disfrutar» de su prestación por desempleo. El problema se presenta cuando se dan cuenta de que encontrar un nuevo trabajo no es tan sencillo como pensaban (especialmente en estos tiempos) y han malgastado parte de su paro haciendo casi nada.
Es en este punto cuando el estrés, las urgencias, las malas decisiones, hacen acto de presencia. En cambio, buscar un nuevo empleo es una actividad que debe comenzar al día siguiente de ser despedidos. Es una actividad a la que debemos dedicar toda nuestra energía, tal y como haríamos en nuestro puesto anterior. No basta con recibir las ofertas de empleo de un portal especializado. Tal y como están las cosas hoy en día, poco resultado obtendremos si no hacemos uns búsqueda proactiva.
Analizar nuestra trayectoria profesional
Como comentábamos con anterioridad, la pérdida de nuestro empleo puede suponer un oportunidad para replantearnos nuestra posición en el mercado laboral. En este sentido puede que sintamos la necesidad de cambiar de profesión, emprender un negocio por nuestra cuenta (dando rienda suelta a nuestra verdadera vocación) o profundizar en nuestro mismo campo laboral. En cualquiera de los casos cuando nos planteamos un cambio en este terreno, debemos tener en cuenta los siguientes puntos:
- ¿Resulta realista dar un giro de 180 grados a nuestra vida laboral en estos momentos?
- ¿Estamos lo suficientemente bien cualificados como para apostar por una nueva ocupación?
- ¿Estamos lo suficientemente bien formados y «actualizados» para llevar a cabo dicho cambio?
- Si no es así… ¿disponemos de los recursos necesarios para formarnos y «actualizarnos»?
- ¿Disponemos de suficientes recursos económicos como para subsistir durante un periodo de transición?
Negociar el despido
Es una verdad como un templo que en muchas ocasiones no tendremos ningún tipo de oportunidad de negociar las condiciones de nuestro propio despido, pero aunque parezca mentira, en muchas más ocasiones de las que creemos podemos llegar a un acuerdo favorable con nuestro empleador.
Eso sí, como en cualquier otro ámbito, cada caso es único y antes de comenzar cualquier negociación debemos de tener claro qué es lo que queremos conseguir. En este sentido, dependiendo de los casos, podemos por ejemplo pactar una indemnización más alta a cambio de que se ejecute en cuotas mensuales, o renunciar a parte de la misma a cambio de retener durante un tiempo ciertos beneficios sociales.
Un plan para gastos de emergencia
Además de buscar un nuevo empleo, una de las primeras tareas que debemos llevar a cabo es diseñar un plan para hacer frente a gastos, previstos e imprevistos. En primer lugar deberemos determinar con qué cantidad de dinero podemos contar durante los próximos meses (indeminización, prestación por desempleo, ahorros, etc.) para después determinar de qué podemos prescindir en caso de que la situación dure más de lo esperado.
En estos casos resulta especialmente útil la figura del asesor financiero, que puede ayudarnos a determinar en qué podemos ahorrar, cuáles de nuestros gastos son realmente superfluos, cómo podemos unificar deudas y cómo efectivamente podemos sobrellevar mejor nuestra nueva situación. En cualquier caso, algunos consejos que siempre resultan útiles son los siguientes:
- Intentar reducir gastos innecesarios, por pequeños que sean.
- No incrementar nuestra deuda mediante el uso de tarjetas de crédito o préstamos personales.
- Si llega el caso, ponernos en contacto con nuestros acreedores para intentar diferir los pagos o negociar de nuevo las condiciones.