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Este modelo de Lenovo se ubica entre los netbook y los ultraportables, con una pantalla de 11,6 pulgadas, peso contenido pero hardware algo más potente. Una posición delicada en la que pequeños detalles pueden ser decisivos.
Este modelo de Lenovo se ubica entre los netbook y los ultraportables, con una pantalla de 11,6 pulgadas, peso contenido pero hardware algo más potente. Una posición delicada en la que pequeños detalles pueden ser decisivos.
La apuesta por un procesador AMD Neo, la autonomía, el precio, factores como el calentamiento de la unidad, el teclado, la autonomía o la pantalla mate hacen oscilar la balanza de un lado a otro en un portátil equilibrado pero que no parece encontrar su sitio del todo.
En el mercado de portátiles estamos asistiendo a un intento de transición tras el tremendo boom de los netbook. Muchos fabricantes mantienen sus modelos de netbook mientras intentan que sus compradores con necesidades de portabilidad extrema se decidan por equipos algo más costosos pero con mayores prestaciones y precios un poco más elevados.
Los ultraportátiles por su parte han abandonado los precios desorbitados para ofrecer alternativas competitivas con un tamaño algo más grande. El Lenoxo Thinxpad X100e se coloca en tierra de nadie en este sentido, con un tamaño que roza el de los netbook (11,6 pulgadas) pero con un procesador y especificaciones técnicas (AMD Athlon Neo MV-40 y ATI Radeon HD 3200) que ofrece mayores prestaciones que aquellos sin llegar por poco a las de los ultraportátiles.
En cualquier caso en ordenadores como este Thinkpad, con un diseño convincente y buenas prestaciones sobre el papel, son los pequeños detalles los que acaban por inclinar la balanza. Pasemos a examinarlos en profundidad.
Diseño externo
En lo que se refiere al aspecto externo, el X100e tiene el sello Thinkpad: carcasa negra y sobria con un acabado mate de plástico de buena calidad. Lástima que en la parte superior sea algo propenso a que se queden marcadas las huellas. Como alternativa Lenovo ofrece la opción de una carcasa roja. La batería de seis celdas sobresale de la parte posterior proporcionando un asidero no demasiado cómodo para sujetar el ordenador mientras se escribe sin necesidad de apoyarlo.
Al observarlo cerrado en la parte frontal se distinguen los dos botones del trackpad. Aunque es fruto del aprovechamiento del espacio, algo muy positivo, pueden confundirse con un mecanismo de cierre lo que las primeras veces puede despistar. El X100e no dispone de tal cierre sino que se abre simplemente levantando la parte de la pantalla.
Como hemos adelantado, en el interior se ha aprovechado el espacio al máximo con un generoso teclado tipo chiclet en el que las teclas están bien separadas y el recorrido de las mismas es suficiente como para escribir con mucha soltura. No está a la altura de los excelentes teclados Thinkpad de sus hermanos mayores, pero es mucho mejor que los que podemos encontrar en los netbooks y en muchos ultraportátiles. El teclado es a prueba de salpicaduras.
El control del ratón, como en otros modelos de Thinkpad, se ha resuelto con el doble sistema de trackpad multitáctil y la tradicional «goma» o «seta» de los equipos Thinkpad que permite controlar el ratón sin tener que desplazar el dedo sino solamente aplicando presión. Para el que está acostumbrado (es mi caso) es una solución ideal para ordenadores de tamaño reducido.
La pantalla es de tipo mate, y aunque 11,6 pulgadas se nos antoja algo reducida para un portátil con ciertas aspiraciones, es suficiente para la mayoría de los usos que le vamos a dar. La resolución es de 1.366 x 768, superior a la de los netbooks habituales del mercado pero aún escasa para realizar largas sesiones de lectura. Puesta a prueba la pantalla no se distingue por su gran luminosidad, pero reproduce fielmente los colores.
No nos han convencido demasiado las bisagras que sujetan la pantalla al resto del ordenador. Parecen algo endebles para un portátil del que vayamos a hacer un uso intensivo. Reseñable el que el alimentador tenga un tamaño reducido, algo que los fabricantes ya empiezan a tener en cuenta para ordenadores compactos y que es muy de agradecer.
En suma se trata de un ordenador de diseño agradable y extremadamente manejable, gracias a un peso contenido (menos de 1,5 Kg) y bien diseñado. El tacto de la carcasa transmite calidad.
Prestaciones y autonomía
Un apartado fundamental para un portátil que no tiene vocación de «desktop replacemente» es la relación entre las prestaciones y la autonomía. En el caso del Thinkpad X100e el elemento clave es sin duda el procesador y la arquitectura elegida. Al optar por el AMD Athlon Neo MV-40 Lenovo abandona la disciplina de Intel y escoge una solución intermedia entre un Atom y un procesador ULV.
Si examinamos las prestaciones del ordenador descubrimos que este procesador de un solo núcleo consigue buenos resultados frente a los Atom actualmente en el mercado. Sin embargo tiene truco, en modo de baja energía (al desconectarlo de la corriente se reduce la frecuencia del procesador de 1,6 GHz a 800 MHz) el procesador baja el rendimiento hasta casi igualarse a los Atom más potentes.
La diferencia en este caso la encontramos en la tarjeta gráfica discreta ATI Radeon HD 3200, que saca una buena diferencia de rendimiento con respecto a la integrada de un netbook y que consigue reproducir incluso, sin demasiados apuros, vídeo en full HD. También hemos podido ejecutar juegos sin demasiado detalle con una buena frecuencia de refresco. Otro inconveniente de la elección del Neo es el consumo. Frente a los 5,5 o incluso 2,4 Watios que consume un Atom el procesador de AMD sube su consumo hasta los 15 Watios.
Esto provoca que la autonomía del X100e no supere las cuatro horas con una batería de seis celdas. El camino inverso que parecen llevar otros ordenadores utraportátiles y netbooks que proponen ya la posibilidad de casi trabajar una jornada laboral entera sin necesidad de recargar. Esto es un serio hándicap para el portátil de Lenovo, que por otro lado ha superado con buena nota el test de prestaciones. En el apartado del disco duro pocas sorpresas ya que se trata de un modelo ya visto en otros netbook y portátiles de reducido tamaño.
Para el diseño del Lenovo, siempre con la sobriedad en mente, se ha optado por reducir al máximo la rotación de los ventiladores. Esto convierte al X100e en un equipo virtualmente silencioso. Sin embargo esta decisión unida al consumo del procesador de AMD y junto con el escaso espacio dedicado a las ranuras de ventilación hace que el ordenador se caliente en ocasiones en exceso y haya que recurrir a algún soporte para evitar utilizarlo sobre las rodillas.
Conectividad
En el apartado de las conexiones Lenovo no ha sido precisamente generosa. Encontramos tres conexiones USB, una de las cuales alimentada que permite recargar dispositivos incluso con el ordenador apagado o en hibernación. Luego disponemos de conexión Ethernet, ranura para tarjetas de memoria y salida VGA en la parte trasera junto al conector de alimentación. Luego una conexión de auriculares y nada más…
Se echa en falta, sobre todo en un ordenador capaz de reproducir vídeo en alta definición, una salida DVI o HDMI para un monitor externo. El modelo que probamos también disponía de ranura para SIM que permite la conexión a redes 3G. Sin embargo hay que retirar el panel inferior y acceder al interior del ordenador para poder insertar la tarjeta.
Dispone de conexión WiFi 802.11 b/g/n y conexión Bluetooth. Buen rendimiento de ambos con una cobertura que es superior a la de ordenadores del mismo tamaño que hemos podido probar. No dispone de unidad óptica, lo que ha permitido mantener un diseño muy compacto y reducir las vibraciones y el ruido.
Conclusiones
La verdad es que con el X100e nos encontramos ante todo un dilema. Ha sido un placer utilizar este ordenador, una sorpresa la comodidad del teclado para un equipo de su tamaño, un trackpad realmente conseguido, muy agradable trabajar con él por ser tan silencioso y dispone de potencia más que suficiente para tareas ofimáticas e incluso con un guiño al ocio, ya que gracias a su gráfica «puede» con vídeo en alta definición e incluso con juegos 3D.
Pero los pequeños detalles, como el calentamiento, y otros menos pequeños como la brusca bajada de rendimiento al desconectarlo de la corriente y la escasa autonomía nos han dejado con la miel en los labios. No pretendemos ejecutar juegos 3D tirando de la batería ni una autonomía de ocho horas, pero un camino intermedio no hubiera estado de más.
Por lo que hemos visto el inconveniente mayor proviene de la elección del procesador, que puede que no sea el ideal para este tipo de ordenador, y del diseño del sistema de refrigeración del equipo. En cualquier caso un ordenador que supone un importante paso adelante con respecto a un netbook en prestaciones y calidad, aunque el precio (510 euros el más económico de los modelos) le coloque un poco por encima de la franja de precios de éstos.
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