El robo de identidad no sólo puede ser un problema para las personas, sino también lo es para las empresas. Los datos corporativos de las empresas, a veces expuestos públicamente, pueden ser un filón para ciertos delincuentes que pueden llegar a comercializarlos en ciertos mercados.
Para ayudar a las empresas a prevenir el robo de su información corporativa, Fellowes Ibérica ha elaborado una guía en la que se detallan algunas prácticas que deben seguir las pymes preocupadas por esta clase de amenazas.
Dentro de su campaña de marketing «Ni rastro del dato», Fellowes aporta una serie de recomendaciones que aún siendo de carácter bastante general, conviene tener en cuenta para evitar disgustos posteriores.
1. Comprobar siempre la identidad de sus clientes, ya sean empresas o particulares.
2. Evitar que los detalles de las cuentas bancarias sean de dominio público, donde los criminales podrían obtener suficiente información para infiltrarse en las cuentas haciéndose pasar por uno de los titulares.
3. Tener una buena política de seguridad de la información y adherirse a ella, es un paso elemental para proteger a una organización y a sus empleados contra el robo de identidad.
4. También es conveniente guardar bajo llave documentos con información sensible y limitar el acceso a ellos a los empleados que realmente los necesiten.
5. Comprobar periódicamente las facturas y extractos bancarios. Si se detecta alguna transacción inusual o se le deniega algún crédito a la empresa hay que contactar inmediatamente con la entidad financiera.
6. Asimismo, informar a la plantilla sobre los riesgos del robo de identitad corporativa, hará que los empleados sean más precavidos.
7. A nivel informático, las organizaciones deben asegurarse de contar con soluciones cortafuegos y anti-virus actualizadas, para que los empleados puedan navegar por Internet y abrir archivos adjuntos en su correo electrónico con total seguridad.
De igual manera, las compañías tienen una responsabilidad legal hacia la información confidencial que almacenan de sus clientes y empleados, y que en España regula la LOPD (Ley Orgánica de Protección de Datos). Destruir la información impresa que ha dejado de ser útil es la mejor manera de asegurar que los documentos con información sensible no terminan llegando a manos fraudulentas.