Greenpeace ha denunciado «la actitud prepotente» y las «prácticas ilegales» de las empresas españolas que operan en Latinoamérica y ha pedido al Gobierno que les obligue a ser «transparentes» y a trabajar «al menos con los mismos estándares que en España».
El informe «Los nuevos conquistadores. Multinacionales españolas en América Latina», presentado esta ONG, denuncia que «tras la imagen responsable y sostenible que las empresas españolas venden en España, se esconde una realidad muy distinta» en el exterior.
La actuación de las grandes empresas españolas fuera de España es más que cuestionable en los países de Latinoamérica, donde destruyen el medio ambiente y atentan contra los derechos humanos y laborales, según el informe. Entre los casos más flagrantes, Greenpeace recoge el caso de Repsol YPF, propietaria de más del 90 por ciento de las reservas de hidrocarburos de América Latina.
En Ecuador, esta compañía opera en el Parque Nacional de Yasuni, donde se han producido derrames de crudo y se han contaminado los ríos en una zona de altísimo valor ecológico. Además, esta empresa participa en un 25 por ciento del Oleoducto de Crudos Pesados, una obra de más de 500 kilómetros que cruza la selva amazónica y la cordillera andina, y que ha afectado a once áreas protegidas con diversos vertidos de petróleo.
De hecho, más de 70 organizaciones locales han pedido que se expulse a Repsol de la Amazonía por negligencias que este año han provocado un vertido equivalente a 14.000 barriles de crudo.
El caso de las eléctricas como Endesa, Unión Fenosa e Iberdrola, tampoco es menor, ya que mientras se esfuerzan por proyectar una «imagen verde y sostenible» en España son responsables de gran parte de la destrucción del medio ambiente americano. Unión Fenosa e Iberdrola, por ejemplo, encabezan un proyecto para la construcción de cinco centrales de carbón en Guatemala, «pese a que esta tecnología es una de las más contaminantes y menos eficientes del planeta», explican los responsable de Greenpeace.
Endesa, por su parte, quiere construir cinco grandes presas en la Patagonia chilena, lo que supondría inundar miles de hectáreas de un terreno completamente virgen y conllevaría la extinción de muchas especies y de la tercera reserva de agua dulce del mundo. Las empresas del turismo también aparecen en el informe como ejemplos de destrucción del medio ambiente y en especial del litoral de México y del Caribe, a donde están exportando «un modelo turístico masivo que ha fracasado en España y que deja pocos beneficios en la población local», agregan.
Por ello, Greenpeace, que va a remitir este informe al Ministerio de Asuntos Exteriores y al Congreso de los Diputados, ha pedido al Gobierno que actúe con contundencia y obligue a estas empresas a ser «transparentes» y a informar de sus actividades en el extranjero (inversiones, beneficios, impuestos, etc).