Partiendo de la configuración base típica de un netbook Sony propone un nuevo concepto de ordenador ultraligero que destila calidad por los cuatro costados y está orientado a usuarios profesionales que demandan movilidad.
El nuevo es un equipo que impresiona en las distancias cortas por su extrema delgadez y ligereza. No cabe duda de que no estamos ante un equipo convencional pero ¿vale lo que cuesta? Analizamos a fondo el nuevo Sony Vaio X, un equipo más que sofisticado que cuesta casi 1.500 euros.
El Sony VAIO X impacta en cuanto lo sacamos de la caja. La opinión en el laboratorio pocas veces ha sido tan unámime sobre el diseño de un equipo: impresionante. Las fotos que ilustran el artículo no hacen justicia de un equipo exclusivo que no pasará desapercibido y atrae miradas con suma facilidad.
El ejercicio de miniaturización tecnológica que han llevado a cabo los ingenieros de Sony no sólo debe valorarse atendiendo a unas cifras de grosor y peso que baten récords, sino teniendo en cuenta que este logro se consigue sin comprometer la solidez estructural del equipo ni su dotación de hardware.
Para conseguirlo se ha recurrido a materiales de última generación, construyendo la bandeja del chasis en una aleación de magnesio y la tapa y parte superior del teclado con fibra de carbono. Evidentemente esta decisión no es gratuita y tiene consecuencias importantes en el coste final del equipo que se encarece notablemente respecto a propuestas similares basadas en plástico.
La tapa (de cierre magnético) cuenta con un arco de seguridad interior que aporta rigidez a la estructura, al tiempo que la fibra de carbono admite un cierto grado de torsión sin riesgo de rotura. En el día a día esto significa que no estamos ante un equipo frágil que haya que tratar con especial cuidado, sino ante un ordenador especialmente preparado para viajar y trabajar en cualquier sitio.
El Sony VAIO X tiene un grosor de 13,9 milimetros (poco mayor que un iPhone) y su peso con la batería estándar es de 780 gramos. En los perfiles encontraremos dos puertos USB 2.0, una toma de auriculares y un puerto D-SUB (un nuevo guiño al mercado profesional). Para tener acceso a la toma Ethernet es necesario desplegar una pestaña de plástico, una solución práctca y muy bien implementada que nos permite prescinidir de los siempre engorrosos adaptadores.
En el frontal del equipo encontramos ranura para tarjetas SD y Memory Stick junto a dos discretos LED que proporcionan información sobre el estado del equipo. Revisando la base comprobaremos que la batería ocupa la mitad anterior del equipo, y dos patas desplegables de plástico permiten conseguir una posición más cómoda para escribir cuando situamos el equipo sobre una superficie plana.
El equipo incluye un teclado completo (su tamaño es un 12% menor que uno estándar) con las teclas separadas de 17 mm. La escritura es cómoda y precisa aunque es necesario un periodo de adaptación debido al poco recorrido de las mismas (necesariamente limitado por la estrechez del chasis) y su suave retorno.
El teclado no es retroiluminado y, según nuestro criterio, esto constituye una carencia importante teniendo en cuenta el precio del equipo, que otros con similares dimesiones y precio lo incluyen y su clara orientación profesional. Una decisión extraña (incluirlo no hubiera supuesto un sobrecoste relevante) que penaliza en nuestra valoración final y que esperamos se vea resuelta en futuras revisiones del modelo.
El touchpad es preciso pero es demasiado pequeño, inconveniente que se agudiza en cuanto intentamos utilizar su capacidad multitáctil para realizar gestos más allá del socorrido scroll vertical.
La pantalla del Sony VAIO X tiene 11,1 pulgadas y una resolución nativa de 1.366 x 768 píxeles, superior a lo habitual con esta diagonal. La calidad en este caso sí va en consonancia con el precio del equipo y se sitúa muy por encima de sus rivales: colores vibrantes, profundidad de negros, un nivel de contraste impresionante y unos ángulos de visualización generosos la convierten en uno de los valores diferenciales del equipo.
El Sony VAIO X que analizamos en el laboratorio (modelo Sony VAIO VPC-X11S1E/B) cuenta con un procesador Intel Atom Z540 a 1,86 GHz, 2 Gbytes de memoria RAM DDR2 en un módulo soldado a placa y una unidad SSD serial ATA de 128 Gbytes. El apartado gráfico es gestionado por una Intel GMA 500 integrada en la placa y de memoria compartida con el sistema.
Existe un modelo superior (Sony VAIO VPC-X11Z1E/X) que mejora estas especificaciones en procesador (un Z550 a 2 GHz) y dobla la capacidad del SSD, aunque el precio sube hasta los 2.000 euros.
El lector ya se habrá percatado que estas especificaciones no distan demasiado de lo que podemos encontrar en un netbook de última hornada (exceptuando la unidad SSD), así que no resulta una sopresa que el rendimiento vaya en consonancia.
Afortunadamente para los futuros compradores del equipo Windows 7 no es Vista, y el ingente consumo de recursos que motivó nuestra decepción al revisar el Sony VAIO P no se manifiesta en esta ocasión. El sistema operativo funciona con agilidad y no tendremos problema alguno en ejecutar las aplicaciones habituales con fluidez, navegar por la Web, revisar el correo electrónico o reproducir contenidos multimedia.
Para comprobar el rendimiento real del equipo hemos trabajado con él durante un par de semanas (clave en nuestra valoración final) y se le ha sometido a la batería de pruebas sintéticas habituales en el laboratorio técnico. Previamente optimizamos el sistema operativo eliminando aplicaciones no esenciales e instalando un antivirus más ligero.
Las limitaciones del hardware hacen imposible ejecutar tests de rendimiento como PCMark o 3DMark Vantage así que optamos por Geekbench como referencia obteniendo una puntuación de 885. También completó la prueba de PCMark 05 con 1.405 puntos, una cifra un tanto extraña aunque debemos tener en cuenta que la prueba está pensada para equipos que ejecutan XP.
La conocida Intel GMA 500 es solvente para tareas ofimáticas o mostrar contenido multimedia (reproduce a 720p sin problemas), pero sufre cuando se trata de manejar polígonos. En cualquier caso el comportamiento es similar a sus rivales y no podemos pedir mucho más en un equipo de estas características en los que es lógico sacrificar rendimiento por un consumo contenido.
La unidad SSD aporta un sistema de almacenamiento más seguro que un disco duro tradicional (eliminando la posibilidad de fallo mecánico al carecer de partes móviles), consume menos energía y es idóneo para un equipo orientado a usuarios móviles como este aunque, evidentemente, es una de las causas del elevado precio del equipo.
En la práctica lo notaremos en un arranque más rápido del sistema operativo (Windows 7 arranca en menos de 45 segundos), mejor salida de hibernación y en la fluidez a la hora de copiar grandes cantidades de datos. También hay que tener en cuenta que los discos duros que suelen incluir los netbooks no suelen destacar por sus prestaciones, así que las diferencias con la unidad SSD del VAIO son más relevantes si cabe.
La conectividad es uno de los aspectos más relevantes en los ultraligeros y en este sentido el Sony VAIO X no decepciona: podremos conectarnos a redes WiFi b/g/n, incluye Bluetooth 2.1, conexión a redes Ethernet sin accesorios y soporte para conectividad 3G con sólo insertar una tarjeta SIM. Sobresaliente.
Sin lugar a dudas, una de las pruebas determinantes a la hora de valorar el equipo ha sido su autonomía. El Sony VAIO X se probó con diferentes perfiles de uso y usamos el exigente software Battery Eater Pro para comprobar su calidad ante un gran demanda de energía.
Los resultados son notables. En condiciones normales podemos trabajar con el equipo una jornada sin preocuparnos por el cargador, algo fundamental para usuarios profesionales que no siempre tienen un enchufe cerca. Además la batería extra opcional no es aparatosa y alarga las cifras hasta unas 12,5 horas reales, según nuestras mediciones.
Llegados a este punto tiene que entrar en juego una variable esencial a la hora de valorar un producto, el precio. No cabe duda que el Sony VAIO X es una maravilla tecnológica producto de un impresionante derroche de I+D y con materiales de altísima calidad pero, lamentablemente, 1.499 euros parece un coste demasiado elevado.
Si únicamente tenemos en cuenta las especificaciones técnicas el precio del equipo es díficilmente justificable. Sin embargo, introduciendo factores como el diseño, la innovación, los materiales utilizados, la autonomía o la ligereza en la ecuación el resultado cambia y debe ser cada usuario el que pondere la importancia de cada uno según sus prioridades, valorando si merece la pena una inversión tan elevada.
El Sony VAIO X es una apuesta arriesgada por la informática móvil que implica renuncias importantes que no todos los usuarios tienen ni quieren asumir. La plataforma tecnológica en la que se basa no es novedosa (exceptuando quizás la unidad SSD) y carencias como el teclado retroiluminado son importantes para el público objetivo de este producto. Por otro lado no se puede negar que la calidad de un producto muy atractivo y que cubre perfectamente las necesidades de la mayoría de usuarios en términos de rendimiento global y autonomía.
El Sony VAIO X va dirigido a un mercado tan específico que prácticamente crea una nueva categoría (a pesar de llevar componentes de netbook no pensamos que se pueda considerar como tal) y sus clientes potenciales deberían ser usuarios de corte profesional que priorizen la movilidad sobre cualquier otro factor, incluido su elevado precio. Si estamos dispuestos a asumir sus limitaciones encontraremos un gran aliado para trabajar en cualquier parte que no decepciona.