Una de las consecuencias indirecta de la nueva ley antitabaco es que muchos fumadores se van a plantear seriamente dejar tabaco y, como consecuencia, las ventas de cajetillas, cigarros y tabaco de liar se van a resentir.
Esto es al menos lo que piensa la Unión de Asociaciones de Estanqueros de España, cuyo presidente, Mario Espejo, afirmó ayer que con la nueva ley, las ventas de tabaco podrían caer en torno a un 10%, si bien reconoció que hasta ahora la afluencia a los estancos ha mantenido la tónica general.
«Los fumadores se sienten agredidos y maltratados por las autoridades», señaló el presidente de la organización de estanqueros, quien consideró que «una cosa es la defensa de la salud y otra es convertir al fumador en el apestado del sigo XXI».
Además, Espejo remarcó que la situación es «de seria preocupación» para el sector de la hostelería, en cuyos establecimientos se ha prohibido fumar. Tras indicar que, según las estimaciones de CEOE, las ventas podrían caer un 10% por la aplicación de la ley, Espejo advirtió de que la bajada de las ventas puede ser mayor si la reciente subida de los impuestos al tabaco provoca una «huída» del consumo hacia mercados ilegales, como el contrabando o las falsificaciones.
En este mismo sentido se pronunció la Asociación Empresarial del Tabaco (AET), que representa a la práctica totalidad de las tabaqueras e importadoras de tabaco en España, tras el alza fiscal.
Esta patronal manifestó en diciembre pasado su «extraordinaria preocupación por el grave efecto» que la subida de impuestos al tabaco tendría en el comercio ilícito de este producto (contrabando y falsificaciones), un fenómeno que, en su opinión, «se verá también potenciado por la prohibición de fumar en lugares públicos».
