La prolongada y parece ser interminable crisis con los últimos datos de desempleo en España está provocando una merma en el ánimo de los españoles que está haciendo mella en el principal intangible de las empresas: la confianza en las marcas. Según el índice de comportamiento del consumidor de Millward Brown, los últimos datos relativos al paro de septiembre se están cristalizando en un clima de intimidación y un reforzamiento de la aversión al riesgo.
Como reseñamos, esto está provocando cambios en el Índice de Confianza del Consumidor, que el mes pasado cayó un 38,6%. Y es que los españoles están valorando la situación económica del país, casi unánimamente, como mala o muy mala (-80,4%). Esto provoca que el momento actual no se considere como el mejor para realizar compras, con una tendencia negativa (-47,8), igual que la previsión de la situación económica del hogar dentro de seis meses (-4,7). La valoración de la economía del hogar se mantiene en un tono algo más positivo (12,3).
Tal situación está aupando a los productos y servicios low cost. Un ejemplo de ello es el volumen de negocio que están generando las marcas blancas, por ser más baratas. Son cada vez menos los que se deciden por firmas conocidas, fabricantes de renombre, para hacer las compras, ya que, a pesar de ofrecerles mayor seguridad, tienen un coste que les parece excesivo en el actual contexto.
Este clima de pesimismo hace que el comportamiento ante las compras sea más conservador, pero esta idea tiene matices. Los datos sobre la evolución de los gastos del hogar en los últimos meses muestran un leve retroceso, sobre todo en vestido y complementos, por lo que es posible que se deba al verano.