Actualmente, el ICN forma parte del proyecto europeo Train2, destinado a fomentar la colaboración entre los ámbitos científico e industrial en la región SUDOE (Portugal, España y el suroeste de Francia). De este modo, el ICN ha puesto al servicio de las pymes la posibilidad de tener su propio departamento de innovación a un coste asequible gracias a la nanotecnología, cuya implementación no requiere de grandes inversiones ni equipos complejos.
A través de la nanotecnología se consiguen nuevos materiales con los que se crean productos de diversos sectores industriales. De hecho, ya se aplica a más de 1.000 productos de uso cotidiano como raquetas de tenis, piezas de automóviles, tiritas antibacterianas o chips informáticos. Asimismo, la nanotecnología ayuda a las empresas a mejorar los procesos de fabricación, logística, seguridad y protección del medio ambiente.
“Uno de los factores que limitan la innovación en España es la escasa interacción entre ciencia e industria. A pesar de los últimos avances científicos, las empresas raramente aprovechan el nuevo conocimiento generado por los investigadores”, afirma Jordi Reverter, director de Transferencia de Conocimiento y Tecnología del ICN. “Reforzar el vínculo entre los investigadores, los gestores de tecnología y las empresas es básico para garantizar el éxito de las pymes. La nanotecnología es la clave para ello”, explica.
