El sector inmobiliario ha sido uno de los que más partido ha sacado de esta fórmula de cooperación empresarial, de ahí que con el inicio de la crisis fueran muchas las cadenas que se vieron abocadas a la quiebra y numerosos los cierres de establecimientos asociados a enseñas especializadas en gestión de inmuebles. Estos hechos llevaron a asociar este sistema con la mala situación económica. Craso error, como aclara Xavier Vallhonrat, presidente de la Asociación Española de Franquiciadores (AEF): “Lo ocurrido no es atribuible a la franquicia, sino a esta actividad en general. Se dejaron de vender propiedades, bajaron los precios y hubo una desbandada. Las marcas pequeñas y con menos experiencia y know how no sobrevivieron y solo siguieron adelante las más fuertes”. El descalabro tuvo lugar entre 2008 y 2009, “cuando se pasó de 35 marcas con una facturación importante a 23 empresas”.
Esta suerte de purga debe verse en positivo, pues ahora hay mayor transparencia, mejor servicio al cliente y un crecimiento más razonable de las redes. Entre las más fuertes está Tecnocasa, con más de 430 oficinas repartidas por toda España. Entre las más fuertes sigue estando Alfa Inmobiliaria, con 140 a nivel nacional, RE/MAX con 102 y Look&Find, con 78 ubicadas en diferentes puntos de la geografía española.
¿Comprar a particulares? ¿O dirigirse a una agencia?
Mientras en mercados como Estados Unidos o Reino Unido prácticamente el 100% de las propiedades que se venden y compran están en manos de profesionales, en España sigue encontrándose cierto equilibrio en este tema. “Aproximadamente el 60% de los compradores va a una agencia inmobiliaria mientras que un 40% prefiere tratar de tú a tú con los propietarios”, señala Carlos Rueda, director de Idealista Zona Sur. Tanto este como los otros portales especializados en esta actividad tienen mucho que ver en ello, pues ahora es mucho más fácil buscar de manera individual casas que se adecuan a las necesidades de cada persona.
Esto en lo que respecta al demandante. Los que ofertan residencias sí terminan recurriendo en más ocasiones a agentes inmobilarios. El importante stock de inmuebles existente obliga a doblar esfuerzos para darle salida cuanto antes al producto. Y es que, como dice Rueda, “vender una vivienda no es tan fácil como ponerla en Internet”.