Una semana laboral de cuatro días. Es el nuevo objetivo que tienen en mente los sindicatos británicos. Ha sido Frances O’Grady, secretaria general del «Trades Union Congress (TUC)», la que en el congreso anual que reúne a los principales sindicatos del Reino Unido, ha afirmado que los avances tecnológicos que estamos experimentando ya deberían permitir que la mayoría de los trabajadores pudieran reducir significativamente las horas que dedican a su empresa cada semana.
Para esta sindicalista, la semana laboral de cuatro días no es ni mucho menos una utopía: «en el siglo XIX los sindicatos luchamos por la jornada laboral de ocho horas. En el siglo XX, nos ganamos el derecho a descansar dos días cada semana y a tener vacaciones pagadas. Creo que el siglo XXI podemos volver a ser ambiciosos y luchar por una semana de cuatro días de trabajo, que ofrezca un salario decente a todo el mundo. Ha llegado el momento de compartir la riqueza que producen las nuevas tecnologías» ha explicado.
El mensaje que lanzan desde Reino Unido contrasta sin embargo con una situación en la que la tecnología en vez de liberar, está poniendo una mayor presión sobre los trabajadores.
Una de las pruebas más evidentes la encontramos en la conocida como economía bajo demanda. Al amparo de las Apps que gobiernan la nueva economía, muchos trabajadores a los que se prometía «flexibilidad horaria» se han encontrado en cambio con condiciones laborales muy precarias. Esto sin contar que la proliferación de smartphones y tablets en el mundo laboral, favorece que los trabajadores tengan cada vez más complicado desconectar, incluso en sus vacaciones.
Con todo, Frances O’ Grady no es la primera que reclama la semana laboral de cuatro días. Un personaje tan poco «sospechoso» como Carlos Slim, afirmaba que la semana de cuatro días no sólo iba a ser beneficioso para los trabajadores, sino también para las empresas.