Suiza quiere dejar de ser un «paraíso» para los trabajadores europeos que no encuentran empleo en sus países de origen. Hace unos meses el Gobierno helvético aprobó una medida para limitar la entrada de trabajadores de ocho países europeos: Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia, Eslovaquia, Eslovenia y República Checa.
Ahora tras la «avalancha» de trabajadores italianos y españoles que están llegando a Suiza en busca de un empleo, el Gobierno de aquél país se está planteando seriamente restringir la entrada de todos los trabajadores de la Unión Europea a su territorio.
Estas medidas podrían entrar en vigor si el aumento del número de permisos de residencia expedidos supera en un 10% la media de los tres años anteriores. Al ritmo actual, esta barrera podría superarse el próximo 31 de marzo.
«La cuestión de imponer (esta cláusula) a todos los miembros de la UE está siendo discutida», confirmó el pasado sábado el consejero federal de Interior, Didier Burkhalter, en declaraciones a la radio televisión suiza recogidas por ‘Les Echos’.
Aunque Burkhalter precisó que la cláusula solo estaría en vigor durante un año, el diario francés apunta que el Gobierno suizo podría dudar sobre la eficacia de esta medida por razones económicas y políticas, ya que numerosos sectores como la agricultura y el turismo necesitan mano de obra europea para seguir siendo competitivos.
Sin embargo, también tendría en cuenta consideraciones políticas y de interior, ya que el Consejo federal sabe que, dejando las fronteras abiertas a sus socios europeos, alentarían las voces de los partidarios de una mayor independencia de Suiza.