Trabajar para una start-up puede ser una experiencia realmente enriquecedora. Asistir a la creación y desarrollo de un producto innovado puede ser mucho más interesante que trabajar para una gran empresa en la que nuestro trabajo esté mucho más limitado y nuestras responsabilidades más parceladas.
Evidentemente, no todo son ventajas. Trabajar para una start-up requiere de esfuerzo y sacrificio. El trabajo de uno repercute sobre el de todos y el éxito no está ni mucho menos garantizado, por muy duro que se trabaje. Es a la conclusión a la que entre otras muchas, llegan en ReadWriteWeb, publicación en la que advierten sobre algunas de las caras menos amables de trabajar para este tipo de empresas.
Nos cuentan todos los detallen en Proyecto Fast.
