Tras la publicación en 2008 del libro “The Lean Startup”, Eric Ries no sólo se convirtió en todo un gurú en el mundo emprendedor, sino que miles de startups de todo el mundo de lanzaron a abrazar su método y la idea de MVP (Producto Mínimamente Viable), que se preconizaba en el libro.
la idea es para muchas empresas, realmente atractiva, porque permite situar en el mercado un producto que todavía no está preparado para su lanzamiento final, pero del que ya se puede obtener feedback por parte de los usuarios y comprobar, casi en tiempo real, si la idea tiene sentido, si hay demanda, qué es lo que funciona y qué hay que cambiar.
Al trabajar con un MVP o la idea de un MVP, cualquier startup puede pensar: ¿Ha llegado el momento de lanzarlo? ¿Estamos preparados para salir al mercado? ¿Debemos esperar? En Readwrite nos muestran algunas de las claves que señalan si deberíamos trabajar con un MVP.
Tu MVP resuelve un problema
Lo importante de un MVP no es tanto las características que tiene, si es novedoso o si el diseño es atractivo. Lo realmente importante es si es capaz de resolver un problema real.
Una bicicleta por ejemplo resuelve el problema de ir del punto A al punto B, como también lo hace una moto o un coche. ¿Qué problema resuelve tu MVP?
Tienes un objetivo claramente definido
¿Cuál es el objetivo de tu lanzamiento? Si lo que quieres es contar con clientes que desde el primer momento estén dispuestos a aceptar y pagar por tu producto, tal vez no deberías trabajar con la idea de un MVP, sino con un producto final, pulido y capaz de competir desde el primer momento.
Un MVP es ideal en cambio para obtener una respuesta pre-lanzamiento, una forma de acceder a más información sobre nuestro propio producto, proporcionada por potenciales clientes reales.
Quieres trabajar con un grupo de prueba
Si el producto tiene potencial,no debería importarte trabajar con un grupo de prueba. Early adopters a los que les interesará lo suficiente tu producto como para tener en sus manos algo imperfecto, probablemente lleno de bugs, pero que a la vez, les apasiona.
Utiliza el feedback que te proprocionan para mejorar tu producto. Y no sólo una vez. Somete el producto a la prueba de tu grupo de control las veces que sea necesario, antes de lanzar el producto final.
Hay una hipótesis que quieres demostrar
El objetivo de un MVP no es posicionar en el mercado un producto que conquiste su nicho casi en el primer momento (aunque por supuesto, no estaría nada mal), sino posicionar la mínima cantidad de trabajo razonable que sirva para demostrar nuestra hipótesis.
En sus primeras versiones, pueden ser productos de diseño espartano y lleno de fallos. Y no pasará nada, siempre que los fallos que muestre el producto desde su primera versión, no afecten a la validez de la hipótesis con la que estamos trabajando.
Tu producto tiene una característica diferencial
Tan importante es contar con el feedback de los usuarios como que el producto ofrezca una característica claramente diferencial.
Si el producto resuelve un problema y además lo hace de forma brillante, de una forma que no se ha visto antes, es atractiva, etc. entonces seguramente estamos en esa fase en la que debemos atrevernos a dar el paso para trabajar con el concepto de MVP.
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