La duración media de los nuevos contratos laborales se situó en 53,3 días en 2015, menos de dos meses, frente a los 64,3 días registrados como promedio en 2010 antes de que entraran en vigor las reformas laborales del PSOE en 2011 y del PP en 2012.
Además, uno de cada cuatro nuevos contratos que se firmaron en 2015, el 28,1%, tuvo una duración menor inferior a siete días, mientras que hace cinco años sólo representaban el 6%, y ocho de cada diez, hasta 1,5 millones de contratos.
Así lo indica un informe elaborado por la Federación del Metal, Construcción y Afines de UGT (MCA-UGT), que denuncia que la proliferación de nuevos contratos durante el pasado año lo que en realidad es «un reparto forzoso del empleo y del tiempo de trabajo».
«Lo único que sí han conseguido las reformas es acabar con la dualidad del mercado de trabajo generalizando la contratación temporal y el empleo precario», añade. El informe se centra en dos sectores especialmente castigados por la temporalidad: la industria y de la construcción. Sobre el primero, recuerda que los contratos han crecido el doble en los últimos cinco años (de los casi 900.000 contratos en 2010 a los cerca de 1,9 millones en 2015), pero duran la mitad.
Para cerrar el capítulo del sector industrial, la organización denuncia también que este año se han más que duplicado los contratos de obra y servicio (581.574) respecto a 2010 y casi se han triplicado los eventuales por circunstancias de la producción (983.226), mientras que la duración media de los mismos ha caído un 35,8% y un 55%, respectivamente.