Signaturit, empresa tecnológica española, ha realizado una encuesta que acredita que el 64% de quienes han comenzado a utilizar los servicios de firma electrónica lo han hecho motivados por el confinamiento. Además, según los datos de uso de la plataforma, el ritmo de adopción de este servicio por parte de las empresas se ha triplicado por la pandemia del COVID-19.
En concreto, la compañía ha visto cómo la contratación de sus servicios ha aumentado un 271% entre los meses de marzo y mayo, en comparación a 2019, y esos nuevos clientes, junto con los que ya confiaban en Signaturit, han enviado un 147% más de documentos para su firma electrónica.
El 64% de esos nuevos usuarios afirman haberse decidido a adoptar la firma electrónica por la situación creada por el coronavirus, y, tras un primer contacto con los servicios de Signaturit, han reconocido que la firma electrónica ha llegado a sus organizaciones para quedarse; en concreto, un 93,3% prevé seguir utilizándola cuando la situación vuelva a la normalidad. Por otro lado, entre sus usuarios preexistentes, el 50,4% asegura haber recurrido a esta tecnología todavía más que antes de la pandemia.
Signaturit ha empleado esta misma encuesta para preguntar a los empresarios sobre si la crisis del COVID-19 ha acelerado su transformación digital. Un 84% cree que sí lo ha hecho, y el porcentaje aumenta en el caso de los departamentos de recursos humanos y jurídicos, que creen haber avanzado en su digitalización en un 88% y un 85%, respectivamente.
Juan Zamora, CEO y cofundador de Signaturit, ha destacado que “en un contexto en el que las empresas no solo han perdido el miedo al teletrabajo, sino que han visto que muchos otros procesos de su día a día pueden realizarse de forma digital, con las mismas o más garantías que de forma presencial, la adopción de la firma electrónica se ha disparado. Pero nos resulta especialmente alentador ver cómo esas compañías están decididas a seguir utilizando nuestros servicios de confianza, incluso de vuelta a la normalidad, ante la evidencia de que no solo les han facilitado el trabajo durante la crisis, en la que han podido continuar los procesos que estaban gestionando, sumando un plus de agilidad, sino que les ofrecen evidentes ventajas de eficiencia y productividad. Por ejemplo”.