Es muy probable que más de una vez por equivocación o desconocimiento hayas escrito la URL de una web de forma incorrecta. Muchas empresas aprovechan este hecho muy típico entre los internautas para introducir publicidad contextual o simplemente mejorar el SEO de estas webs.
De hecho, según leemos en ReadWriteWeb, un estudio de dos investigadores de Harvard ha revelado la estimación de que Google ingresa cerca de 500 millones de dólares al año gracias a sus anuncios contextuales en webs con erratas en sus direcciones.
Aunque en muchos casos esta práctica puede ser poco ética, también podemos aprovechar estos equívocos de manera moralmente correcta para conseguir más tráfico a nuestra web.
Cuanto registramos un dominio en la Red para una empresa tenemos que tener en cuenta que los posibles errores que pueden tener los usuarios al teclear esta dirección. Por ejemplo, Google.es se podría buscar como Gogle.es o cualquiera de las variaciones que se te puedan ocurrir. Precisamente, por eso la compañía tiene más de 2.000 dominios registrados para proteger su buscador y portal de vídeos de las malas prácticas.
Así, al registrar un dominio no sólo hay que tener en cuenta el propio nombre del dominio sino también los posibles errores para hacernos con ellos. De esta forma podremos conseguir redirigir todas las webs erróneas a la que queremos y/o lograr que nuestro posicionamiento ascienda.
Muchos expertos consideran que el redireccionamiento puede ayudarnos a que el posicionamiento en buscadores (SEO) sea un 10/15% mejor. Además esta práctica evita que los más profesionales en esto del typosquatting compren el dominio equívoco y nos hagan una faena como ya le ha pasado a grandes empresas. Uno de los casos más sonados es el de McDonalds.com, un typosquatter -experto en typosquatting- se hizo con el dominio McDonald.com y se está lucrando a costa del fallo de la empresa de comida rápida con publicidad contextual.
De este modo, el typosquatting puede ser una práctica que nos ayude a conseguir posicionamiento o, por el contrario, que ayude a otros a conseguir lucrarse de una forma poco ética. Por ello, debemos ser inteligentes y rápidos a la hora de comprar nuestros dominios, darle la vuelta a la tortilla y conseguir que los errores de los internautas se conviertan en aciertos para nosotros.