DropBox acaba de anunciar la compra de Zulip, una aplicación que se presenta como una suere de chat corporativo, funcionando de una forma bastante similar a aplicaciones como Yammer o Convo. Zulip que en el momento de su adquisición todavía se encontraba en fase Beta, dispone ya de aplicaciones para Windows, Mac, iOS y Android y permite a los usuarios compartir conversaciones públicas o privadas ordenándolas en cadenas ordenadas de mensajes.
Dicho lo cual, resulta legítimo preguntarse sobre el rumbo que quiere tomar DropBox en el futuro inmediato, sobre todo si quiere seguir siendo una solución relevante. La empresa de la caja azul sigue siendo todo un referente en el terreno del almacenamiento y la sincronización de nuestros datos. Y aunque pocas soluciones igualan la calidad y la forma en la trabaja, el hecho de que empresas como Google o Microsoft estén tirando por los suelos los precios del almacenamiento on-line, no le beneficia en nada.
La empresa fundada y dirigida por Drew Houston es cada vez más consciente de que si quiere sobrevivir tiene que ofrecer a los usuarios servicios de valor añadido que van más allá del almacenamiento. Y es que si Google ofrece una solución de productividad y colaboración como Google Apps, Microsoft hace lo propio con Office.com e incluso Apple parece querer llevar su solución de productividad a iCloud, parecería que a DropBox le falta un producto con el que competir en igualdad de condiciones.
Y es cierto que en los dos últimos años la empresa se ha lanzado a una carrera de aquisiciones que si bien en algunos casos parece interesante, no acaba de concretarse en una propuesta concreta. De las startups adquiridas, brilla con luz propia Mailbox, una app que cambia la forma en la que nos relacionamos con nuestro correo electrónico y que causó sensación el año pasado, cuando se formaban largas listas de espera (virtuales) para poder tener una invitación y probar la App.
Pero desde la compra de Mailbox, Dropbox parece haber perdido un tanto la dirección de lo que quiere ser y se ha dedicado a comprar startups que poco tienen que ver entre ellas. A finales del año pasado adquirió Sold, empresa que nos ayuda a poner precio a los artículos que queremos vender en Internet, Endorse, una startup orientada a las empresas que quieren crear programas de fidelidad basadas en sistemas de recompensas; Foundry, empresa especializada en agilizar los procesos de contratación de personal en el seno de las organizaciones y TapEngage, startup especializada en publicidad orientada a smartphones y tablets.
El conjunto de adquisiciones se completa con compras más relacionadas con su core business. Así tenemos a Audiogalaxy, que permite que podamos reproducir nuestros archivos musicales en la nube, o SnapJoy enfocada hacia la gestión de nuestras imágenes y álbumes fotográficos. Finalmente tendríamos que hablar de Cove, startup especializada en la gestión de comunidades corporativas y que en cierta forma se complementa con la recién adquirida Zulip.
DropBox por lo tanto se encuentra con un conjunto de startups disperso y con una gran decisión que tomar: ¿Quiere apostar por el mundo corporativo y profesional o se va a encaminar hacia el terreno del comercio electrónico y la publicidad on-line? En definitiva, hasta el momento parece que conocemos cómo es el DropBox del presente pero tenemos muy pocas pistas sobre el camino que quiere tomar la compañía.