La mayoría de las startups que se mueven en la conocida como «economía colaborativa» (Uber, Deliveroo, Cabify, etc.) suelen formar el grueso de su plantilla con trabajadores autónomos. Suelen argumentar que esta figura dota al trabajador de mayor flexibilidad a la hora de llevar a cabo su actividad, que puede compaginar con cualquier otra.
Sin embargo lo que oculta esta toma de posición, es que muchos de los trabajadores de estas startups trabajan para estas empresas a jornada completa y de forma exclusiva, renunciando a derechos laborales como bajas por enfermedad, paro, vacaciones pagadas, etc.
Esta forma de trabajar, que las startups defienden con uñas y dientes, ha recibido un serio varapalo esta semana en el parlamento británico, que en estos momento estudia cómo se puede proteger mejor a este tipo de trabajadores. Representantes de Uber, Deliveroo y Amazon Now han sido citados a declarar en la Cámara de los Comunes, donde han tenido no solo que aguantar el rapapolvo de sus señorías, sino admitir públicamente que se puede trabajar de otra forma.
En este sentido los representantes de estas startups han reconocido que efectivamente, su negocio seguiría siendo rentable si en vez de contar con trabajadores autónomos, se incorporasen estas personas a su plantilla, otorgándoles los derechos sociales que les corresponden.
En la mejor tradición británica, algunos parlamentarios han sido muy duros con las condiciones laborales que ofrecen estas empresas. Entre otros, la «torie» Heidi Allen les ha preguntado directamente: «¿Cuándo van a pagar a sus trabajadores adecuadamente? Piden que se comprometan con sus compañías, pero ustedes no están dispuestos a comprometerse en términos como bajas por enfermedad o maternidad, entre otras cosas. Están en el límite de lo aceptable». En el mismo sentido se ha manifestado el laborista Frank Field, denunciando que «cuantas más personas se suman a estos pseudo-empleos más tenemos la sensación de que finalmente va a ser el estado el que pague la cuenta final».
En Reino Unido como tantos otros países que apenas ahora empiezan a salir de la crisis económica, es precisamente este tipo de trabajo precario el que está creciendo con más fuerza. Y es que a las autoridades inglesas les empieza preocupar más que seriamente que hasta el 40% del trabajo autónomo que se ha creado en las islas desde 2009, corresponda a estos sectores.