Según los estudios realizados por la Unión de Profesionales y trabajadores Autónomos (UPTA), a partir de los informes trimestrales publicados por la Encuesta de Población Activa (EPA), en el primer trimestre de 2008 España tenía 3.574.700 trabajadores autónomos o por cuenta propia. Si a esta cifra le restamos los 3.014.900 que hay actualmente en nuestro país, descubrimos que, en apenas cuatro años, hemos perdido 559.900 autónomos.
Según UPTA, estamos ante «la mayor sangría conocida desde la transición democrática». La caída en el número de autónomos ha sido constante en todos los trimestres de los últimos cuatro años y sólo se ha conocido por primera vez un cambio de tendencia en el primer trimestre de 2012, que registra un aumento en 46.000.
El peor momento en la evolución del trabajo autónomo, según UPTA, «se vivió en el paso del año 2008 a 2009, fase en la que se conoció el peor momento en la evolución de la economía y llegaron las principales quiebras en el sistema financiero internacional. En poco más de tres meses se perdieron casi 300.000 autónomos. El resto de los trimestres la caída ha sido permanente pero mucho más moderada».
