El lanzamiento de los nuevos MacBook Pro 2018 fue un poco accidentado. Apple ha mejorado numerosos aspectos como vimos en este artículo, pero el salto a los procesadores Core de seis núcleos y doce hilos le ha dado algunos quebraderos de cabeza por las altas temperaturas que alcanzan dichas CPUs.
La explicación es muy simple. Los portátiles delgados y de bajo peso como los MacBook Pro 2018 tienen un espacio interno muy reducido y ajustado, lo que significa que utilizan sistemas de disipación muy limitados y que no tienen el mismo potencial de refrigeración que otros modelos más gruesos y pesados.
Por eso siempre que os hablamos de ultra portátiles profesionales vemos que lo habitual es encontrar chips de bajo consumo (serie U de Intel) con hasta cuatro núcleos y ocho hilos, y no modelos de alto rendimiento con seis núcleos y doce hilos.
Con la configuración del MacBook Pro 2018 de 15 pulgadas Apple quiso mejorar de forma notable el rendimiento y pensó especialmente en los creadores de contenidos que utilizan aplicaciones que dependen en gran medida de la CPU, como Adobe Premier Pro por ejemplo, pero la ejecución fue algo accidentada ya que sufría problemas de exceso de temperatura que acababan afectando al rendimiento del equipo.
La situación parecía complicada. El exceso de calor obliga al procesador a trabajar por debajo de su velocidad estándar para evitar daños, de manera que éste pierde rendimiento y puede quedar por detrás de otros procesadores teóricamente inferiores.
Apple confirmó que este problema era real y dijo que podía solucionarlo a través de una actualización de software que ya está disponible y que ha sido probada de forma intensiva. Se confirma que la situación ha mejorado mucho y que el procesador Core i9 presente en el MacBook Pro 2018 tope de gama ahora funciona a una velocidad media de 2,9 GHz, una cifra muy superior a los 2,2 GHz de media que registraba en las pruebas anteriores sin el parche.
